miércoles, 28 de julio de 2021

Una vez mordida

 Justo una semana después de su encantadora fiesta de cumpleaños, casi todos los moretones han desaparecido. En la parte delantera de sus dos muslos, persisten algunas ronchas de color rojo oscuro que le dejó el flogger y cuando se ducha por la mañana, el calor del agua las saca a la superficie. Ella adora esas marcas y cada mañana, cuando florecen en la superficie, sus dedos las trazan con amor. Esta mañana, las señaló llamándolas marcas de amor, porque eso es exactamente lo que son.

Ella está segura de que, para algunas personas, las marcas sobre su piel se ven dolorosas, incluso brutales y puede entender eso. Son moretones profundos y oscuros que, como humanos, solemos asociar con daños y lesiones, no con amor y pasión y, sin embargo, para ella, eso es exactamente lo que representan. Cuando mira las marcas que le deja, ve los resultados de un juego apasionado y consensuado que alimenta ese amor mutuo suyo por sus egos opuestos. Él, el dominante y ella, la sumisa. Son sus versione de las picaduras de amor, solo mordidas de amor con actitud.

¿Recuerdas los mordiscos de amor de tu juventud? ¿Aquellas torpezas de adolescentes que te llevaron a usar un suéter de cuello alto en tu casa durante días? Ella no había pensado en ellos hasta hoy, los comentarios de las marcas de amor de esta mañana dispararon su memoria y luego, encontró su mente vagando de regreso a aquellas marcas, y una sonrisa estalló en sus labios. ¿Recuerda las pocas que conseguía cuando era una adolescente que adoraba? Puede recordar el pequeño escalofrío de emoción que conseguía, cuando las miraba en el espejo y cómo solía amamantarlas con los dedos. Entonces, ella era joven e ingenua y no sabía nada y no se refería a las relaciones BDSM o D/s y tampoco lo haría durante muchos años, pero hoy, algo hizo clic en su mente y se ha dado cuenta, mirando hacia atrás esos mordiscos inocentes de amor, que su amor por las marcas y hematomas no es algo tan nuevo para ella, como pensaba para sí misma. Simplemente, falló al seguir su instinto juvenil o, tal vez, con más probabilidad y exactitud, ella no estaba lista entonces y probablemente, lo más importante de todo, tampoco lo estaba él. Parecería que, aunque ambos abrigan la necesidad de ese amor oscuro, ninguno de los dos lo encontrarían hasta que se conocieron.

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