sábado, 10 de diciembre de 2016

Cada vez que le decía "Buena chica"

Cada vez que ella decía “Señor,” era una sacudida a mi sistema, una ola de energía que reorientaba el momento. Ella necesitaba que yo fuera claro, decisivo y, sobre todo, muy atento.

Quería ser utilizada, pero no que abusaran de ella. Quería renunciar a su poder, por lo tanto, no podía quedar vulnerable, sino que quería sentirse segura en medio de su vulnerabilidad.

Sus pezones necesitaban ser pinzados, besados y estirados. Su cabello necesitaba ser acariciado, darle un tirón y ser utilizado de manera que ella se acercara más. Su cuerpo necesitaba ser azotado, arañado y follado con energía. Lo mejor de todo, ella necesitaba sentirse presente, deseada y protegida.

Cada vez que yo decía “Buena chica,” era como un beso suave en su alma. Se sentía amada, eufórica y sabía lo que tenía que hacer. Necesitaba someterse, pero no necesariamente a mí. Ella necesitaba someterse a todas las necesidades oscuras y tortuosas que siempre anhelaba, pero que tenía miedo de explorar.

Con un par de agrados y gracias por parte de ella, y con la guía de mi mano firme, fue capaz de recibir todo lo que ella quería y algunas cosas que nunca supo cómo solicitar y, en ese momento, se sentía reconocida y amada por ese reconocimiento.

3 comentarios:

  1. Caballero, sus pensamientos tienen un puntillo de malicia. Esa agraciada mujer no necesita solicitar nada: usted se lo va a dar.
    Paula

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  2. Me alegra volver a leerle

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  3. Sublime exploración..
    Paula

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