A veces, las mejores sesiones y
momentos vienen cuando nos desnudan hasta la esencia misma de lo que somos.
Donde dejamos nuestros problemas en el otro lado de la puerta y entramos en una
habitación que nos facilita un lugar seguro para explorarnos el uno al otro,
nuestras perversiones y necesidades sexuales, con pasión y sin compromiso.
Donde, en esas raras ocasiones,
dejamos la bolsa de los juguetes detrás y sólo tienes que usar la desnudez
esencial que nos hace tan sólo dos animales sexuales, tratando de desgarrarnos
el uno al otro, y todavía expresar una sensualidad, cual amantes, y unas
sensaciones dulces, al mismo tiempo.
Es cuando nos despojamos de
nuestras ropas, nuestros miedos y dudas y nuestras imágenes distorsionadas de
lo que pensamos que somos y sólo ser lo que realmente somos el uno para el otro.
Dos personas excitando locamente a la gente. Uno que quiere follar, besar,
azotar arañar, abofetear y ahogar, y la otra que quiere recibir hasta que ella
se corra una y otra vez, hasta que ambos estén drenados y agotados. Pero,
todavía no será suficiente.
Nunca es suficiente.
A veces, tienes que desnudarte
por completo, hasta lo más íntimo de tu carácter para comprender que el poder y
el objetivo del juego, no es nada complicado para construirlo, sino la
simplicidad de conocer las perversidades del uno y del otro y alimentar eso que
otros niegan.
Es cuando nos desnudamos del todo
y tiramos lejos todo lo demás, eso que, en verdad, puede ser conocido y crear
un vínculo de unión muy poderoso.
Llegando justo al magma, donde se es, en estado màs puro y salvaje y donde se forma esa unión poderosa y especial con quien te ha acompañado y/o llevado hasya ese punto.
ResponderEliminarTodo un placer la lectura
Un abrazo
Nunca es suficiente, señor.
ResponderEliminarCin
Nunca es suficiente, señor.
ResponderEliminarCin