Este artículo es una flagrante generalización.
Por favor, acéptalo como tal.
Vas a horcajadas hacia la cúspide
de la perversión durante varios años. Estarás desinteresada, sin inspiración
por lo que has encontrado allí, pero, en su momento, encontrarás al dominante
que te presionará hasta el mismo límite. Te darás cuenta que todas tus décadas
de sexo no fueron tan buenas como creías que eran. Él te llamará puta. Te
gustará, y te seguirás sintiendo sumisa, aunque la palabra la encuentres reprobable.
Te preguntarás si estás loca.
“Esto es abuso,” pensarás. Pero no
lo sentirás como un abuso. Por lo tanto, te llevarás semanas preguntándote cómo
lo sientes. No encontrarás una respuesta.
“Acéptalo tal como viene,” él te
dirá. Así que lo harás, no porque te lo diga, sino porque tú no tienes
alternativa.
“¿No comprendo por qué mi deseo
sexual se ha acelerado?” te preguntarás.
Pensarás que tus hormonas están
fuera de control. Pensarás que eres una adicta al sexo. Pensarás que estás en
tu mejor momento sexual. Pensarás que has encontrado al amor verdadero.
Nunca habrá tiempo suficiente
durante el día para ti y para él. Esté en el estudio, en el cuarto de baño del
restaurante, en la cocina, en el jardín bajo el cobertizo, etc.
Te despertarás deseándole, pero
entonces, lo perderás un martes por la mañana con el café bajo la lluvia.
Sabrás, más allá de una sombra de duda, que has perdido el único buen sexo que
has tenido en tu vida.
Los meses pasarán. Un hombre se
acercará a ti. Tendrá unos ojos eléctricos. Él será el tipo hermoso que te
inspire y tú no estarás inspirada, porque a él, le gusta el sexo vainilla con
las luces apagadas. No sabrás como rechazarle. Así, pretenderás que es el hecho
de que él viaja mucho. Le dirás que es un problema para un compromiso. Luego,
te follarás a un dominante, que no tiene intención de comprometerse en una
relación.
Te darás cuenta que no has perdido
sólo el buen sexo, que alguna vez tuviste. Meramente, encontraste un nuevo
comienzo. Ello te confundirá. Te emocionará. Querrás que sea una forma de vida,
porque empezarás a utilizar la palabra “estilo de vida.”
“Nunca,” pensarás, pero luego, la
monogamia se volverá cada vez menos atractiva y decidirás que no eres tan
heterosexual como pensabas.
“Nunca lo superaré,” te dirás.
Y nunca le superarás, porque es él
quien ha girado la llave de la cerradura. Él es el único que abrió tu puerta.
Él es quien cambió al Pinocho de tu sexualidad en un hombre real.
Te llevará un minuto para enumerar
todos tus fetiches, pero entonces, encontrarás a una Dómina que no tenga nada
en común con esa lista.
“Tú y yo no significa que estemos
juntas,” le dices.
“Dále tiempo,” ella dirá.
Y lo harás, no porque tú quieras,
sino porque no tienes una alternativa. Empezarás a odiar la palabra “estilo de
vida.” Dejarás de molestarte para confinarte en una lista de fetiches, porque
habrás descubierto que la perversión se hace mucho más profunda de lo que
pensabas bajo la piel.
Estarás aterrorizada a lo que podrías
someterte. Estarás aterrorizada de las experiencias que todavía no has tenido.
Estarás aterrorizada en lo que te puedes convertir, pero entonces, te
despertarás, sabiendo que ella está allí, y que será todo lo que te importe.
Hola.
ResponderEliminarEs un buen resumen de los sentimientos contradictorios por los que pueden pasar una sumisa.
Personalmente opino que el bdsm no es un estilo de vida,sino cuestión de gustos o preferencia sexual.
Un saludo.