No son palabras de todas las mujeres,
pero, sin duda, estarán de acuerdo con la actitud de algunas de ellas.
“Las cosas simplemente femeninas: El no
ser capaz de determinar si un hombre está siendo amable contigo, porque sea
sincero y te vea como un ser humano autónomo o, si él está siendo amable
contigo, debido a que te ve como un objeto conquistable.”
Cuando ella tenía 5 años.
Se sentó en el borde de su silla con las
piernas abiertas. Sintió un picor entre ellas, así que se agachó para
arrascarse, pero su abuela la agarró por la muñeca para evitarlo y le susurró:
“Las niñas no hacen eso.” Le preguntó por qué, puesto que había visto a su
padre hacerlo también, había visto a todos los chicos en la escuela primaria
hacerlo. Y le picaba y quería arrascarse. La respuesta de su abuela fue: “Es lo
que es. Las chicas no hacen eso. Tampoco. Además, no debes sentarte ahí con las
piernas abiertas de esa manera. Las niñas no hacen eso, ¿vale?”
Cuando ella tenía 6 años.
Pasaba un día en la playa con su
familia. Estaba emocionada por el nuevo bikini que su madre le había conseguido,
pero, se sintió confusa cuando su madre le pidió que se pusiera el top cuando
fuera a bañarse. Ella no había conseguido que lo llevara el año anterior, pero,
de pronto, fue muy exigente al respecto.
“Mira, he comprado otro también,” le
dijo. Ella pensaba que la comprendía: “Las mujeres tienen que cubrir sus
pechos, porque son más grandes que los de los hombres.” Pero, ella no era una
mujer, era una niña. Más tarde, oyó una charla que tuvo con su padre. “No
quiero que los hombres mayores la miren,” ella susurró. Les interrumpió y le
preguntó a su madre por qué pensaba que los hombres mayores la iban a mirar. La
respuesta de ella fue ésta: “Es lo que es. Porque eres una chica y todos los
hombres hacen eso.”
Cuando ella tenía 9 años.
Tuvo una pelea con su mejor amiga. Se
fue a casa y se quejó a su abuela, la cual vivía con sus padres y familia. Le
dijo que debería haber previsto lo que iba a pasar.
“Así es como las chicas son,” ella le
dijo. “Una amistad entre mujeres es siempre una competición. Las mujeres son
celosas, manipuladoras y dan puñaladas por la espalda. No puedes confiar en
ellas.”
Pero, ella nunca se había peleado con su
mejor amiga e intuía que se perdonarían y lo olvidarían al día siguiente. Por
lo tanto, le preguntó a su abuela por qué y su respuesta fue esta: “Esto es lo
que es. Las luchas de gatas sucederán siempre. Es normal. Así es como son las
mujeres.”
Cuando ella tenía 13 años.
Ella se enamoró de un chico del barrio.
Ella no podía esconder su excitación. Le tenía en su mente todo el tiempo y se
sorprendió a sí misma deseando estar junto a él todo el tiempo. Porque así
podía cogerle su mano y besarle. “Quiero citarme con él para conocerle mejor y
decirle a mi padre mi plan para llevarlo a cabo,” pensaba.
“No hagas eso,” le dijo su padre. “No es
adecuado que una niña le pida a un chico una cita.”
A pesar de que, en parte, estaba de
acuerdo, ya que nunca había visto a una mujer proponerle a un hombre una cita
en una película o leer que una chica besa apretando primero. Ella todavía no
llegaba a comprender qué había de malo en ello, a menos que fuera una
excepción. Por lo tanto, le preguntó a su padre por qué tenía que esperar a que
un chico mostrara interés por ella con el fin de ser permitido sin pagar una
recompensa. Su respuesta fue: “Se trata de lo que es, querida. El hombre es
quien da siempre el primer paso. A los chicos, les gustan conquistar y a las
chicas les encantan ser perseguidas.”
Cuando ella tenía 17 años.
Formaba parte de un grupo grande de
amigos. Había un chico que le gustaba. Ella no le gustaba a él, pero estaba
acostumbrada a que cualquiera la presionara, por lo tanto, disfrutó de esa
atención. Él siempre le decía que ella era especial. Única en su clase.
Diferente. “Tú no eres como las otras chicas,” le decía. “No eres una perra.
Eres divertida, relajada e inteligente. No te preocupas de tus uñas o de tu
pelo. Comprendes mi sentido del humor. No eres como la mayoría de las chicas.
Eres mi mejor amigo, pero con tetas.”
Al principio, ella se sentía halagada, pero pronto,
empezó a preguntarse si sus cumplidos eran tales. Empezó a sentirse disgustada
con él. Ella no quería ser su mejor amigo con tetas. Por lo tanto, le preguntó
qué tenía de bueno una chica como ella, una chica a diferencia de lo que él
llamaba una chica típica, y su respuesta fue ésta: “Eso es fácil de explicar.
Un tipo de modelo de chica bonita que sea lo suficientemente buena para una
paja, pero, al final, un chico quiere algo de drama con un coño libre. Tú eres
una excepción. La mayoría de las chicas son superficiales y cachondas. El tipo
de chica para follarla, para cogerla cuando se está preparado para ponerla
debajo. Son tan aburridas y mojigatas. Esto suena duro, pero, es cómo es.”
Cuando ella tenía 19 años.
Había un chico con el que ella mantenía relaciones
sexuales con regularidad. Fueron muy agradables. No era un tipo de pasión
explosiva, ni tampoco los orgasmos de éxtasis que ella había soñado. Quizás les
faltara la química. Tal vez, hubiera sido más bonito si hubieran estado
enamorados, pero ella se encontraba muy bien con él. Se adaptó, obedeció y tragó
saliva. Por supuesto, lo hizo. Al principio, él hizo un gran esfuerzo en darle
lo que ella le daba. Realmente, lo intentó. Sin embargo, sus intentos de poner
su lengua a trabajar bien, se desvanecieron con rapidez al rozarla con poco
entusiasmo en seco y, en algún momento, él dijo: “Me rindo.” Le preguntó por
qué. Su respuesta fue: “Es tan difícil conseguir una chica. Ustedes las mujeres
necesitáis décadas para correrse. Es tan agotador.” Ella se rió y le dijo que
necesitaba dos minutos cuando lo hacía por su cuenta.
“Entonces, agárrate a eso,” le contestó
y le dijo a continuación: “Me ha dado un calambre en la muñeca. Las mujeres
sois tan complicadas. Es la forma como es esto. Lo siento.”
Ella se ha dado cuenta que su identidad femenina ha
sido moldeada por una excusa sesgada, hipócrita y basada en roles de género
ridículos: “Es la forma que es esto.” Durante toda su vida se ha preguntado por
qué, y todo el mundo dijo que era: “Porque es así.” Y no importaba si les
preguntaba a hombres o mujeres.
¿Por qué no puede sentarse con las
piernas abiertas? ¿Qué tiene de vergonzoso lo que ella guarda entre sus
piernas? ¿Por qué debe cubrir sus pechos? ¿Por qué está siendo sexualizada
mucho antes de que, incluso, le dijeran cuándo es el sexo? ¿Por qué está siendo
enseñada a desconfiar de otras chicas? ¿Por qué tiene que competir con otras
chicas? ¿Por qué solamente es una buena chica cuando no es como la mayoría de
ellas? ¿Por qué tiene que permanecer quieta cuando se trata de la manera que ella
siente? ¿Por qué no se le permite mostrar el afecto tal como hacen los hombres?
¿Tampoco puede conquistar el corazón de un chico? De todos modos ¿Por qué debe
estar el amor para ser conquistado? ¿Qué pasa si no le gusta ser perseguida o
cortejada? ¿Qué pasa si le da miedo? De todos modos, ¿por qué los hombres le
dan miedo? ¿Por qué le hacen sentirse inferior a ellos? ¿Por qué tiene que
hacer como un chico con el fin de ser querida? ¿Por qué avergonzarse de ser una
“zorra,” les avergüenza ser una “mojigata”? ¿Por qué se espera que se adapte,
obedezca y trague sin elogios, cuando los chicos que devuelven el favor son
considerados agradecidos amantes dedicados, héroes, casi, porque la mayoría de
ellos, no entienden que, al follar, si ella hace que se corran, ellos deberían
hacer que ella también debería correrse? ¿Por qué está tan agotada con esto?
¿Por qué es tan complicada?
¿Es porque ella es una perra? ¿Porque es
una baby hipersensible? ¿Se debe a que es una puta? ¿Una virgen mojigata? ¿Es
porque está con su período? ¿Provoca que las mujeres sean unas locas? ¿Porque
es celosa, manipuladora, da puñaladas por la espalda, competitiva o cualquiera
de los otros innumerables rasgos negativos que se relacionan inmediatamente con
la identidad de la mujer? Resumiendo, ¿No será porque ella es una mujer?
La mala educación, [diría yo], es como un cáncer que te introducen, no solo en el corazón, también en la mente y en ocasiones tan profundamente que llega, penetra y logra dañar tu esencia.
ResponderEliminarLo cierto es que, conociendo a la persona correcta, todos esos tabúes y represión se esfuman y sale la verdadera mujer y su esencia.
Un abrazo
Y para ello, nadie mejor que el dominante adecuado, diría yo.
EliminarUn abrazo
Por desgracia hay generaciones de mujeres con esa educación.
ResponderEliminarSociedad machista donde las halla la nuestra, vaya.
ResponderEliminarPero lo cierto es que con la persona adecuada al lado, se pueden vencer parte de estas cosas. Todos necesitamos al lado a alguien que nos crezca, no que nos mengue.
Felices fiestas!