Flujo y reflujo de la dominación. El ir y venir. Ida y vuelta. Desde aquí para allá y, de nuevo, vuelta. La mente y nuestras personalidades son algo graciosas. Un día podemos estar en un espacio concreto para la cabeza, y al día siguiente, ser totalmente diferente. Para algunas personas, esto no ocurre de un día para otro, sino que quizás, de una hora a otra o de un minuto a otro. No, no me refiero al estado de ánimo de las mujeres y cómo cambian sin previo aviso. Estoy hablando de la mentalidad y necesidades del dominante.
Todos tenemos estados de ánimo que recorremos dependiendo de lo que esté sucediendo en nuestras vidas. No soy una excepción, y las necesidades de mi dominación también cambian. Hay días, en que me siento muy sensual y apasionado. Quiero ser más amable y cariñoso. Quiero besar y acariciar suavemente la mejilla de una sumisa. Quiero disfrutar la elegancia y sensualidad de sus curvas, que hacen que mi sumisa sea la mujer que es y recorrer parte de ella con la yema de mis dedos. Quiero explorarla y disfrutar de todo lo que es. Quiero provocar y aumentar sus sentidos al tacto y hacer que quiera más. Quiero que se sienta amada y cuidada y que sienta ese lado de mí. Saber que está ahí, y que es parte, de lo que ella recibe de mí.
Por el contrario, hay días en que me siento muy dominante y siento la necesidad de exponer y mostrar ese lado de mí mismo. Siento la necesidad de ser rudo y contundente para mostrar mi dominio en su máxima expresión. Quiero puñados de pelo. Quiero hundir mis dedos en ella. Quiero dejar marcas sobre su carne. Quiero atarla y hacer mi camino con ella. Quiero tomar lo que es mío y recordarle a quién pertenece. Incluso, puedo hacerlo, solo porque puedo. Quiero hacerla gritar y jadear en una combinación de dolor y placer, y sentir que se somete a lo que siento necesidad de hacerle. Necesito que sienta mi dominio y no tenga dudas sobre quién tiene el control y está a su cargo.
La belleza de tener una relación D/s o BDSM con la pareja adecuada, es que ella comprende este lado mío. Comprenda las múltiples capas de necesidades que residen dentro de mí. Que ella comprenda y necesite para sí misma los diferentes niveles y formas en que expreso mi dominio. Necesita mi lado amable y gentil, así como mi lado contundente y controlador. Incluso creo, que ambos necesitamos el flujo y reflujo de ambos lados de la dominación y sumisión. Nos sentiríamos un poco incompletos teniendo una dominación constante y contundente, y sin el cuidado y el amor. Nos sentimos menos completos, al tener solo las caricias suaves y el cuidado, y ningún control y dominio abiertos.
Cada uno necesitamos los flujos y reflujos de lo que tenemos en nuestra relación. Es lo que nos da la oportunidad de tener una relación completa que contiene todos estos aspectos de la D/s, que cada uno de nosotros necesita. No son las mujeres quienes tienen esos cambios de humor y mutaciones. Los hombres también los tenemos y en el dominante, se pueden manifestar en nuestras necesidades y deseos con nuestra sumisa. La clave es comprender estos cambios naturales y hacerlos encajar dentro de su relación y lo que tanto el dominante y la sumisa necesitan el uno del otro. La clave es suavidad y el curso de la relación puede hacer que lo que tienen sea más completo y mejor para cada uno de vosotros y así, fortalecer los lazos que juntos tienen.
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