jueves, 3 de diciembre de 2020

Viajera solitaria

Pensamientos y sentimientos. Parece que su vida se ha convertido en un camino de giros y curvas. Siente que ha emprendido un viaje sabiendo realmente el destino. Es como si un día, ella se levantara y pensara: “¿Sabes qué? Tengo algo de tiempo libre, por lo tanto, me voy de viaje y veré dónde termino.” En su mayor parte, está siendo divertido. Pues, es cierto, que ha estado lleno de descubrimientos y aventuras. Pero, desde hace poco, se acerca a lugares más peligrosos que sacian su curiosidad sensual. Algunas veces, el camino parece estrecharse y ella tiene la sensación de que está a punto de desaparecer en un agujero muy profundo. En otras ocasiones, parece que se encuentra en un callejón sin salida. Lo que, es más, a pesar de que pensaba que había recorrido kilómetros y kilómetros, se dio cuenta de que sólo estaba a la vista del punto de partida y todavía no sabía dónde estaba su destino. 

Hace algo más de dos años que tuvo su primera conversación con un Dominante. Intercambiaron mails y, casi de inmediato, ella supo que había encontrado a alguien que quería conocer. Hablaron los días siguientes online y por teléfono, y en unas semanas, se conocieron en persona. Cuando se despidieron en aquel encuentro, ella se preguntaba si había valido la pena y si volvería a hacerlo, y tuvo claro que no lo haría. Sin embargo, ella seguía sus escritos a diario. Algo le transmitían. Una parte de él, una parte de su manera de entender la dominación y sumisión, de sentir y comprender a la mujer sumisa.

Conocer a aquel Dominante, ha tenido importancia en su vida. Sin Él, sin sus escritos, nunca habría explorado este nuevo mundo de la manera que lo está descubriendo. Es muy probable que no hubiera descubierto cuán satisfactorio puede ser el sexo o algunas de las cosas que ahora encuentra que ama y desea (y algunas veces, odia y añora). Sin Él, sin sus escritos, no habría explorado una parte de sí misma que ni siquiera ella misma sabía que tenía oculta. De otra dimensión de la dominación y sumisión. Sin Él, no se habría dado cuenta de que dominar no significa ser tratada como una especie de alfombra en la puerta. No habría descubierto que la sumisión puede ser satisfactoria y puede liberarla de las presiones de la vida real. 

En realidad, hace algún tiempo, ni siquiera sabía que era sumisa, o se sentía sumisa con un componente vainilla. Posiblemente, pensaría que era una persona bastante aterradora para las personas que no la conozcan bien. Pero, en realidad, últimamente ha sido un tiempo de autodescubrimiento masivo. Cuando empezó este viaje, pensaba que las cosas sumisas eran justo someterse en el dormitorio. Pensaba que el BDSM trataba del dolor, ataduras, humillación, etc., hasta cierto punto, tenía razón, pero ha descubierto que se trata de mucho más.

Es muy posible que ella haya hecho amistades online y en la vida real relacionadas con la D/s. Desea expresarse aquí y en la vida también. Me parece que puede escribir pensamientos y sentimientos, pero también desea hablar de ella y sus necesidades oscuras con ese Dominante. 

Ignoro si está inhibida con su pareja o no. No puedo hablar de lo que no sé ni entiendo. No creo que tenga intención de hacer daño a nadie, pero, a veces, es moralmente inevitable. Me encantaría escribir sobre las grandes cosas que ella y su Dominante podrían hacer juntos, pues me parece terapéutico escribir sobre los aspectos más oscuros de las personas. De todos modos, como escribo principalmente para mí, hablaré del pecado, pero nunca del pecador.

En una charla reciente en una red social, aquél Dominante le dijo: “…también contemplo hablar en su momento de nuestros lados oscuros.”  

“Bueno, bueno ... como cualquier persona también tengo mi lado oscuro.” Le respondió como vanagloriandose de su vena perversa.

“Además, como forma parte de tu personalidad, también me seduce. Lado oscuro, lado perverso.” Añadió el Dominante. 

“Cuando quieras, claro que sí.” Ella le escribió al día siguiente.

“Pues, cuando quieras y puedas, busca los momentos de complicidad. ¿Te acuerdas cuando le hablaste en aquella madrugada temprana que le buscabas y le encontraste sin esperártelo? Recuerda que estuvistéis hablando hasta rayar el alba. No estabas en tu mejor momento.” 

Aún así, Él la escuchó, ya la esperaba…

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