domingo, 20 de diciembre de 2020

La fusta de doma

Es hora de que ella hable sobre la nueva adición de su Amo por coleccionar juguetes, implementos y otras posesiones. La fusta de montar, o doma, es algo de lo hablaron hace un tiempo, antes de que la comprara. Aquí, ella ya mencionó la perspectiva de este implemento, y aparece como una palabra que las personas vienen buscando por aquí. Parece un implemento razonablemente inocuo, en especial, cuando Él lo usa para acariciarla. 

Oh, sí, cuando su Dominante acaricia su trasero, la parte superior de sus piernas, su coño la percibe maravillosamente. Suave, fría, delicada al taco. Involuntariamente, su cuerpo se arquea hacia ella, hasta el extremo de que podría ser azotada con ella durante toda la noche. Por supuesto, ese no es el plan. Él sólo está bromeando, preparándola para lo que va a venir a continuación.

Luego, Él se permite retroceder para hacer que silbe por el aire. Tal vez, golpee un objeto como la cama o un sillón. Sólo entonces, puede escuchar toda su fuerza. Al sentir la brisa, ella también escucha el crac seco. Luego, deja que ella la tenga. Suavemente al principio, le atrae la sensación de que es un objeto inofensivo, antes de que la golpee más fuerte (no tan fuerte como cuando golpea a la cama o la silla, pero lo suficientemente fuerte). Ella se estremece, pero, por supuesto, se lo agradece por golpearla de esa manera.

“Gracias, Señor,” le dijo. “Soy su puta agradecida.”

De nuevo, la golpea. Una y otra vez…

Ella se pregunta a sí misma si esto es lo que quiere, pero, justo cuando se lo está preguntado, siente que la humedad sale de su vagina, desde el clítoris. Él, como si adivinara sus pensamientos, se detiene y le dice:

“¡Eres una puta mojada!”

“Sí, estoy mojada, ¿qué esperaba Él?” Se decía a sí misma.

Ninguno de ellos se excede en el dolor. Pero, gradualmente, con un implemento como la fusta, Él le provoca más dolor, y ella lo acepta, lo anhela.


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