Habían pasado como unos veinte
días desde que su Dominante le dijo que la decisión de seguir adelante sin ella
era firme y no había marcha atrás. Durante ese tiempo, ella lo pasó
reflexionando sobre su relación con él, pero también sobre lo que quería en el
futuro.
Mientras aquella noche chateaban
online, él le dijo que esperaba que ella conociera a alguien, pues merecía ser
feliz. Pero ella no tenía ninguna prisa, puesto que primero necesitaba ordenar
su vida.
Sí, necesitaba hacerlo, pero
también le gustaría pensar en una relación futura y lo que podría buscar en ese
contexto.
“Creo que lo primero que debo
decir es lo que realmente quiero, y necesito. Que se me permita explorar mi
lado oscuro y sumiso. Quiero y necesito un hombre dominante que pueda ayudarme
a hacer eso. Estoy cansada de tomar decisiones por mí y para todos los que me
rodean y, en realidad, me gustaría tener la oportunidad de entregar algo de
eso, por lo menos, de vez en cuando. En parte…”
“Me gustaría que me dijeran que
debo vestirme de cierta manera, mantenerme rasurada, comportarme de una manera
particular y hacer que pase el tiempo, pensando en mi sumisión. No digo que
quiera ser sumisa las veinticuatro horas del día, pero me gustaría tener la
oportunidad de considerar cuánto tiempo dedico a someterme a alguien más, es
algo que me gustaría tener…”
“Quiero ser el objeto sexual de
alguien para que presione mis límites sexuales y otros. Quiero que se espere de
mí, que me arrodille, adore. Quiero que me hagan sentir que es Él, el único que
me importe y que a través de esas sensasiones, se despierten mis sentimientos.”
“Quiero unos límites, dentro de
los cuales, debería vivir mi vida. Quiero ser castigada cuando deliberadamente
rompa las normas. Quiero que me azote para su placer. Quiero y necesito
control.”
“A su vez, quiero que me cuiden,
que me amen y que me hagan sentir querida. Sé lo que quiero. De hecho, también
lo que necesito. La pregunta es, ¿cómo lo consigo?” Ella escribió en su diario.
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