jueves, 29 de diciembre de 2016

Perdido en la traducción

Él hablaba de exploración, como si la experimentación fuera a producir la misma felicidad que yo había encontrado con ella. Nunca traté de ser más feliz que feliz.


Ella hablaba de un compromiso más estrecho que la cuerda en la que a menudo se perdía. Ella era un servicio superior que le encantaba perderse en el fondo de todo esto. Ella le quería, solamente a él. Pero, ambos hablaban del amor con idiomas diferentes y algo se estaba perdiendo en la traducción.

 

Él quería algo más. 
Ella tenía todo lo que necesitaba.


Él anhelaba el sabor de lo desconocido. 
A ella, le encantaba estar saboreando sus labios casi a diario. 
Él quería ver cómo era follada por otros. 
Ella sólo quería que él, su dulce amor, la follara. 
Él hablaba en idiomas de mucha unión.


Ella se sentó en silencio, sola con sus pensamientos, y el hecho de que el suyo fuera un lenguaje perdido en el amor, porque eran dos amores que no dormían en la misma cama.


Amar no es una experiencia singular, sino un conglomerado de muchos idiomas diferentes compitiendo para hablar sus propios lenguajes. Si no estamos hablando el mismo idioma, algo se perderá en la traducción. Ese algo que se pierde, normalmente, es el vínculo que permite que el lenguaje del amor se hable en primer lugar.

 

Simplemente, existen cosas tan trágicas, que no existen palabras o idioma para ser comprendidas. El amor perdido es una de esas cosas.

2 comentarios:

  1. He aprendido a ser feliz hoy. Esta es una muy buena reflexión. Y confirmo sus palabras en parejas que se veían plenamente felices y hoy están por caminos diferentes...

    Cin

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  2. Es triste tener una pareja y tener puntos de vista diferentes en el modo de amar.
    Tarde o temprano eso conlleva a la ruptura.

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