En la página final, ella cerró el libro y sonrió, pasando los dedos por la
fotografía en color de la solapa trasera. Un recuerdo le devolvió la sonrisa.
Él era ahora más viejo, su cabello tenía las mismas medidas de sal y pimienta.
Las patas de gallo en sus ojos solamente intensificaban su sonrisa. A veces,
las ilusiones creadas por la luz y el color la convencían que la estaba mirando
fijamente.
Esperaba que, algunas veces, él pensara en ella.
Deseaba qu,e algún día, él escribiera sobre ella. En sus fantasías, ella
pensaba que, tal vez – sólo tal vez – él ya había pensado.
Pero, ella se había dado cuenta demasiado tarde de la diferencia entre
deseo y necesidad.
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