Ella es
una masoquista relativamente dura. Se necesita mucho para hacerla llorar de
dolor. ¿Carcajadas? Bueno…podrías hacer un
chiste a su costa, pero si quieres una grabación seria, vas a tener que
trabajártelo, porque ella no es una actriz. La única cosa que sacarás de ella
es “real,” y es muy buena soportando dolor.
Es bastante obediente cuando también se
trata de la degradación y humillación. Es una maestra follando la cara durante
mucho tiempo. Puede hacer la garganta profunda, como la mejor de ellas.
¿Consentimiento no consensuado? Claro, estaría bueno. ¿Juegos primarios? Con
ella, siempre. “Sí, señor. No, señor.”
“¿Te corres sin mi permiso?”
“Sí, señor.”
“¿Vas a dejar de hacer eso?”“No, señor.”
“Serás castigada por eso.”
“Tres bolsas llenas de ‘que le follen,
señor.”
Ella es súper sumisa, cuando se trata de
establecer sus límites difíciles. Le da libertad a su dominante para que le
haga todo ella pueda soportar. No negocia basándose en sus gustos o en lo que
no le gusta. Sólo añade algo a su lista de límites, si tiene alguna razón
importante para ello. En este aspecto, es casi desinteresada. Lo hace porque la
libera de hacer cosas que no quiere con el dominante adecuado, pero el control
del orgasmo es diferente. Necesita que sus orgasmos vengan cuando ellos vengan.
Hasta que recibió los suficientes. Ésta
no era la única vez que su dominante había oído esto de ella.
“Pare, pare, pare…”
“¿Me has dicho que no a mí?”
“Sí, señor.”
“¿Estás lista para solucionar este
problema?”
“No, señor.”
“Quita tus manos del camino.”
“Tres bolsas llenas de ‘que le follen,
señor.”
El límite más egoísta que tiene, es el
máximo número de orgasmos que ha permitido que le diera por sesión. Esto hace
que él se sienta bien consigo mismo. Sin embargo, ninguno de los dos se queja.
Le ha llevado dos décadas encontrar al hombre que conoce exactamente lo que
hacer con la naturaleza femenina y, ahora que lo tiene, encuentra muchos más
orgasmos insoportables que conseguir desabrochar la hebilla de un cinturón. No
es que empiece a dolerle. Es que, con el tiempo, se ha corrido tanto que ya ni
siquiera siente cómo se corre. Esos orgasmos se convierten en el más agotador
anti clímax conocido por las mujeres. La sensación es similar a rozarse las
uñas contra una pizarra. Lo odia.
Ella nunca será una de esas sumisas que
se corren bajo una orden. ¿Qué pasa con esa regla “de no te toques” que tiene
cuando él está ausente? Bueno, “tres bolsas llenas de “que le follen, señor.”
Ella puede ser sumisa, pero es la dómina
de sus orgasmos.
Por lo que cuenta y "como lo expresa", creo que tiene una gran sumisa a su lado, inclusive pareciera que ese punto de rebeldía es el que le la magia perfecta a su relación con ella...
ResponderEliminarLes felicito a ambos, parecen hechos el uno para el otro.
Saludos.
Jajaja exacto! Unas cinco bolsas, actually...
ResponderEliminarLo de las tres bolsas me lo apunto y cuando lo utilice a ver que me responde mi Amo... jajajaja
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