Decía
que no le gustaba el romanticismo. Era pragmática, pesimista y no creía en la
magia. En pocas palabras, el amor era una ilusión empapada en un coctail
químico, explicado por la explosión de las neuronas. Nada más y nada menos.
Para
mí, el romanticismo es un lenguaje que me gusta hablar con mis ojos, mis manos,
y sobre todo, con mi mente, donde convierto un momento ordinario en algo
extraordinario. Es lo que hago, es quien soy.
Ella
no tenía tiempo para los tipos de gestos románticos que me gustan hacer, pero,
de la misma manera, a ella le gustaba mi naturaleza romántica. Decía que si su
hombre gobernara al mundo, sería sombrío y brumoso, y mientras ella no pudiera
comprar lo que yo estaba vendiendo, seguramente no le gustaría el color de la
pasión que yo exhibía.
Yo
quería conseguir sus flores, en su lugar, ella quería aprender cómo cultivarlas
por su cuenta. Yo quería llevarla a una cata de vinos, seguida por una noche en
el teatro. Sin embargo, ella decía que el vino no era necesario, que el agua
era suficiente y si ella quería ver a la gente fingiendo, se sentaría con su
familia y vería a cada uno fingir que se querían.
Yo
quería coger su mano, ella sólo quería ser tocada cuando la estaba follando, porque
quería ser follada.
Ella
disfrutaba con los roles definidos de una relación D/s sin que tuviera que
significar algo más de lo que ella estaba haciendo en ese momento. Si estaba
atada, era porque ella había sido
capturada con las cuerdas por alguien en quien confiaba para colocarla en esa
situación. Si estaba siendo azotada, significaba que ella estaba siendo
golpeada, porque le gustaba ser golpeada en un nivel físico puro, porque para
ella, no significaba más que eso.
Para
mí, si tenía que atarla, significaba que yo debería presionar con toda mi
fuerza contra ella con cada nudo, y saborear la confianza que estaba
depositando en mí. Sería una comida que saborearía despacio con cada trozo de
cuerda atrapando su carne desnuda. Si tuviera que azotarla, sería una señal de
reconocimiento y una forma de comunicación entre nosotros. Cada golpe, hablando
lo que las palabras nunca podrían transmitir. Cuando finalmente, ella temblara
como consecuencia de mis azotes, me alegraría verla en ese estado hermoso. Sería
importante, significaría algo para mí, aunque no significara nada para ella.
Soy
romántico y ella es realista.
Ella
vive en la materia gris de todo y yo me coloreo, a propósito, con mis trazos de
pintura, llenando de significado donde está ausente y dando nacimiento a
momentos de magia.
Ella
es quien es y la respeto. Soy quien soy y la deleitaba mucho.
A
ella, no le iba el romanticismo, pero, sin embargo, gozaba de todo su color.
Se complementaban muy bien.
ResponderEliminarNo veo una buena compatibilidad, bueno como relación de juegos sexuales, bien, pero el que siente desde dentro, al final acaba necesitando que le correspondan de igual manera.
ResponderEliminarEsta vez me ha sorprendido el relato, cambio de roles, ella realista, el romántico...Cerebro y Corazón, en su eterna lucha...
Un Saludo.
Brisa.
No todos los seres humanos sienten de la misma manera y ven los sentimientos del mismo color.
EliminarEn la vida, hay de todo.
Saludos
Por supuesto, sólo era opinión desde mi lado romántico, yo soy de sentires latentes.
EliminarPero lo importante es el vivir el instante, para que enredarnos en pensar más allá de esos momentos de vibrar de ambos.
Saludos.