La intimidad ha estado esta noche en su
mente. Hoy se trataba de un tema breve de conversación con un dominante amigo
de ella. La primera vez que él habló de este asunto, ella se dio cuenta que la intimidad
es lo que realmente se pierde en la mayoría de estos días. Echaba de menos la
intimidad que viene de ser una sumisa comprometida con alguien que realmente lo
consigue. No todos los dominantes la consiguen. Pero, sí unos pocos, muy pocos.
Desde hace varias semanas, ella ha
sentido intensamente algo. Como si algo faltara. Realmente, no podía saber qué
y, en sus momentos más sombríos y excitantes, lo atribuía a relaciones sexuales
plenas y acompañadas de un intenso azote previo. Pero, quizás, esto no lo fuera.
Tal vez, le estuviera faltando lo
familiar. Ella había tenido una enorme cantidad de cambios en su vida durante los
últimos doce meses. Recientemente, se ha mudado de la casa donde ha vivido
durante veinte años de amor bueno, malo, maravilloso y triste. Más amor que
cualquier otra cosa. Un montón de amor, pero era la hora de mudarse a otra fase
de su vida. Por lo tanto, empaquetó su vida y se plantó por sí misma en un
lugar nuevo y maravilloso. Nuevo y
desconocido. Pero maravilloso. Durante un tiempo, estuvo felizmente
involucrada en una relación D/s. Luego, de repente, ya no lo estaba. Un nuevo
trabajo, una nueva casa, un nuevo estatus. Montones de cambios en un espacio de
tiempo muy corto.
Ella siempre ha sabido que necesitaba
ser la sumisa de alguien. Durante una buena parte de su “carrera sumisa,” ha
tenido la suerte de ser la sumisa de alguien, para mejor o peor. Normalmente,
para mejor, pero ya sabes lo que pasa. Cada relación tiene sus altos y bajos.
Ha sido muy afortunada al tener más altos que bajos, aunque admitía que sus
bajos han sido patadas reales en el culo.
Pero, volvamos a la intimidad que la D/s
trae a la vida. La intensidad inherente que una relación de este tipo aporta a
la intimidad, carece en el sexo vainilla. Es mucho más que una cercanía. Es casi espiritual. La
intimidad real se desarrolla con el tiempo, que es una de las razones por las
que generalmente ella evita las relaciones por las noches, son un mero juego.
Pasaba de entregar su sumisión a alguien que está hoy aquí y mañana se ha ido.
Esto siempre la dejaba con un sentimiento de vacío muy triste.
Había descubierto que la D/s acortaba el
camino hacia la intimidad. A menudo, no es un largo viaje de negocios
personales de sumisión. Pero, uno de los mayores problemas con esta clase de
intimidad es la vulnerabilidad que la acompaña. Tiene miedo de ello. Pero, no
puede conseguir intimidad sin ponerse ella misma en primera línea. Y, si se
pone en primera línea, entonces se vuelve vulnerable. Un círculo perverso.
Una relación D/s es una cosa poderosa.
Cuando ella está inmersa en una relación, pone su total atención y
concentración. Pero, a veces, es difícil disfrutar la relación sin permitir que
el miedo fluya. Ella puede pensar que esta clase de miedo la hará volver atrás y
da un 95 % en vez de un 110 %. Pero, no. Ella,
no. Lo da todo.
Todos tenemos equipaje. Siempre nos
divertimos un poco leyendo anuncios personales, insistiendo en que cualquier
persona con bagaje, no debe involucrarse. Nadie vive sin recibir un pequeño
bagaje a lo largo del camino. El truco está en aprender a guardar el bagaje en
un armario y no permitirle que se siente en la acera o en el camino donde
puedas pasar por encima del mismo.
Para ella, las relaciones más íntimas y
emocionalmente satisfactorias en su vida han sido las que han tenido el color
de la D/s. No las vainillas. Y después de experimentar esa clase de unión e
intimidad, ¿Quién quiere conformarse con menos?
Ella, no.
He leído a personas que dicen vivirlo en línea paralela y a otros confirmarlo, mencionan que es el equilibrio. Pareja vainilla e hijos y su mundo aparte con su Amo. En lo personal y después de haber conocido, veo imposible volver al estilo vainilla.
ResponderEliminarSaludos
Coincido contigo,una vez conocido este estilo de vida, es imposible volver atrás, al menos, para mí...
ResponderEliminarBuen día