Es una
manera divertida de cómo el Amor puede dominarla y hacer que se ponga de rodillas.
La hace suplicar, rogar y decir “por favor.” Pero, el Amor sólo se queda ahí,
riéndose en silencio, usando nada más que una sonrisa y un gesto afectado. Con
una mirada de desprecio, de manera viciosa y vil.
Ella
acostumbraba a dominar al Amor, poseía a esa perra como a la esclava más dulce. Cualquier cosa
que ella quería, su esclava se lo proporcionaba, siempre se comportaba bien. El
Amor era su todo y todos los días lo utilizaba para su placer. Ella no podía
escaparse, era su tesoro personal. Pero, rápidamente se tornaron las tablas, la
Dómina ni siquiera sabía que su esclava era una switch. No era su sumisa, sólo
por Amor, hacía lo que fuera por esa perra sádica.
Ella empezó
a escaparse, la idea de perder el Amor era suficiente para que se rompiera. Era
el único tipo de dolor que no estaba dispuesta a tomar. Por ella sufriría, pero
no quiso aceptar cualquier cosa que la Dómina pudiera ofrecerle. Le rompió el
corazón con sólo pensar en ella con otro amante. Fue suficiente para que se
rindiera y sometiera a ella, ese juego había terminado.
Ella no es
débil, pero el Amor le debilita las rodillas. La dejó encadenada y encerrada,
sin nada que comer, atrapada en un habitación que perdura con el aroma del
engaño. El Amor es la señora más cruel, pero también hermosa y dulce. Ella
podría ser un dominante, pero para el resto de la eternidad, su sitio está a
sus pies. Porque ante su presencia, ella encontró su casa. Nunca será una
sumisa, sino sólo por las manos de esa perra perversa, de la que siempre será
su dueña.
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