sábado, 27 de junio de 2020

Sobre la Dominación

Superficialmente, ser dominante parece que es un lujo. Autoridad sexual sin fin. Placeres ilimitados. En relación con su sumisa, la requiere para que sirva a todos sus gustos, en cualquier momento que él elija. Ella deberá hacer esto, independientemente de su propio placer o conveniencia. Su placer es primordial. El suyo, intrascendente. Atender la satisfacción de su Amo, es su primera regla. Se la exige que la observe en todo momento, sin considerar la suya. Sus deseos se sirven cuando él quiere, como quiere y donde quiere.

 

Pero un dominante que ejerza esa autoridad para maximizar su propio placer y desconsiderar las necesidades de su sumisa, seguramente no seguirá siendo por mucho tiempo su dominante. Simplemente, debemos reconocer que atender las necesidades de una sumisa se ve de una manera diferente a la de atender las necesidades de los demás en una relación que no presenta intercambio de poder. No requiere menos consideraciones de los sentimientos y deseos de la sumisa. Solamente, que esa consideración es ortogonal al tipo de consideración requerida entre parejas normales.

 

Cuando un Dominante le quita el placer a su sumisa, a veces, suelen pasar días o semanas entre sus clímax. Lo hace porque la privación es significativa para los dos. Acentúa la autoridad del Dominante y la sumisión de su sumisa. Cuando finalmente la lleva al límite, su tembloroso éxtasis es delicioso.

 

Ser un buen Dominante requiere que retrase su propia satisfacción considerablemente. Si todas las interacciones fueran sobre ella rápidas, haciendo que se corra, y luego, todo termine, ella se cansaría muy pronto de la solución, imagino. Al retrasar el Dominante su propia satisfacción, alarga su servicio. Desarrolla la intimidad de ambos. La dominación requiere creatividad. ¿Qué tareas debe realizar una sumisa para satisfacerle? ¿Cómo y cuáles serían los castigos si ella falla? ¿Qué puede soportar y cómo  su Dominante puede mejorar su sumisión, su sufrimiento y entrega?

 

El objetivo de un Dominante es brindar a su sumisa el tipo de satisfacción sexual que ella anhela. La intimidad relacional que necesita. Porque somos quienes somos, esto implica castigo, privación y servicio.


Pero la dominación es, permítanme ser claro, completamente indulgente. El Dominante recibe su placer cuándo y cómo lo desea. Y, por lo general, está convencido de que su sumisa no lo tendría de otra manera. Y cuando su lengua pequeña parpadea sobre su perineo, le recuerda lo bueno, agradable y delicioso que es estar al cargo de ella.

2 comentarios:

  1. Por fuera pudiera verse así y hasta lo pudieran etiquetar de machismo, desde dentro es totalmente distinto, como menciona, requiere mucho pensamiento, concentración, autocontrol para mantenerse en la mente de la sumisa
    Buenas noches

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  2. Las relaciones D/s requieren mucha concentración, esfuerzo y reflexión por parte de quien la lidera, al margen, de las cualidades que detallas... son imprescindible para caminar de la mano con su sumisa...
    Besos

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