Ella desea estar un momento más en la
bañera. Una vez más, necesita sentir su presencia, aunque sólo sea un fugaz
susurro. Las lágrimas se encuentran con una sonrisa, mientras ella revive sus
caricias. En el suave calor de la humedad, recuerda haberlo montado en esa
bañera, sintiéndolo profundamente dentro de ella. Lo siente tan vívidamente,
como lo imagina. Su piel brilla a la luz de las velas, las mismas velas. Las
encendió esta noche, como en ocho ocasiones anteriores, para recordar cómo era
el brillo de las velas en su última noche juntos.
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