martes, 16 de junio de 2020

Los miedos de un Dominante

Hay algo en lo que he estado pensando últimamente. Lo sé… un pensamiento aterrador. Probablemente pudiera sentir el suelo temblando desde donde esté, y no, no es un terremoto. Esta mañana he leído una entrevista de una sumisa a su dominante haciéndole preguntas. Se referían a lo mismo, al menos, desde la forma en que lo leí, de lo que se me pasaba por la cabeza.

A lo largo de los años, he escrito bastante sobre los sentimientos y las emociones que sucede en una sumisa. Lo que sucede dentro de su cabeza y muchas parecen enfrentarlos. Es algo que siento que entiendo y lo comprendo bien. A veces, también he escrito sobre el dominante y lo que está tratando también. Con lo que he estado lidiando últimamente, es con las emociones y la vulnerabilidad que un dominante puede sentir.

El estereotipo y visión de los dominantes en su conjunto es la de ser estoico, tener su casa en orden, estar siempre en calma y al cargo de una sumisa. Ser capaz de manejar cualquier situación y no tener emociones en juego. Puede parecer calculador, tortuoso, conocer su lugar y rodar bien. En realidad, supongo que ese es el caso en todo el mundo. Las mujeres son emocionales y los hombres, no. Bueno, estoy aquí para darte un poco de información. Ese no es siempre el caso. Al menos, no conmigo.

Por mucho que pueda parecer estar desarreglado en el exterior, lo que sucede en el interior puede ser un completo caos. No siempre, por lo tanto, no pienses que soy un puro desastre. Pero, hay momentos, en que puedo luchar tanto como una sumisa sobre la que puedo escribir. Al igual que con una sumisa, puedo necesitar que me tranquilicen, necesito saber dónde estamos parados y que me necesitan. Necesito saber que mis sentimientos por mi sumisa son recíprocos. Necesito saber que no me pongo en un extremo solo para que me corten la extremidad y me derrumbe.

Justo porque sea dominante en mis relaciones, no significa que no tenga miedos y sentimientos y emociones. No significa que no me sienta vulnerable al exponerme, y ponerme al margen, tal como lo haría con mi sumisa. Necesito que me quieran. Necesito ser apreciado. Necesito sentirme cuidado y amado. Esto no es diferente a una sumisa que necesita estas mismas cosas. Solo porque necesita someterse y ofrecer su cuerpo, mente y corazón para seguir y obedecer, no significa que no necesite sentir también todas las protecciones de su Dominante. Necesito lo mismo que mi sumisa.

Así como quiero que ella me necesite, quiero necesitarla. Necesito que me quiera, necesite y sienta que soy el único que puede darle lo que necesita de un dominante. Por el contrario, quiero sentir que la necesito y no puedo prescindir de todo lo que ella trae a la mesa, y me da. Es esa necesidad de alguien, y ser tan abierto con alguien, la que puede dar miedo. Puede provocar miedo. Puede traer sentimientos de inseguridad al necesitar a alguien de esa manera, y puede ser doloroso pensar en perderla, o no tener eso con ella.

Una sumisa debe ser tan importante para un dominante como este para su sumisa. Sí, enfrentarse al sentimiento y a la vulnerabilidad puede ser difícil. Puede extenderte y hacerte sentir muy expuesto y como si nada bueno pudiera salir de él. En especial, para un dominante que se siente, como si fuera el fuerte. Sin embargo, cuando todo es recíproco y los sentimientos y las emociones corren en ambas direcciones, puede ser algo muy hermoso. Y cuanto tu sumisa puede ver esto en ti, te preocupas por ella, y la necesitas, como ella te necesita. En última instancia, ella te dará más y se someterá más de lo que hubiera hecho de otra manera.

Por lo tanto, no pienso que los dominantes sean personas malas, indiferentes y sin emociones. Eso está muy lejos del caso, y debajo de la imagen de estar totalmente a cargo y en el control. Hay momentos en que eso es todo, menos lo que realmente está sucediendo. Simplemente, no le digas a nadie que compartí esto contigo. Estoy seguro de que es una violación de algún artículo del “Código del Dominante,” que te dejé entrar en este pequeño secreto. Odiaría que me echen del club y que me excluyan de nuestro apretón de manos secreto por decirte todo esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario