La
psiquiatría, por si usted no está enterado, diagnostica usando el DSM (siglas
en inglés del “Manual de diagnóstico psiquiátrico”), el cual está en su quinta
edición. En los años cincuenta, diagnosticaban una cadena alrededor de los
tobillos de las mujeres “atrevidas” para denominarlas como “perturbadas
sociopáticas.” En los años setenta, convirtieron a todos personas perversas en
desviados sexuales o “parafílíacos.” Si eras cualquier cosa menos “correct,”
incluso si sus relaciones con el mismo sexo eran desordenadas. En los años
ochenta, eras un “enfermo mental” si incluso fantaseabas con látigos,
cinturones, fustas, cadenas, etc.
En el año 1977, el BDSM era un signo de enfermedad mental. A cualquier practicante de ese tipo de relación, se los habrían quitado porque estaban clasificados como enfermos. En aquellos días, un cuarta parte de la comunidad perversa había perdido había perdido el trabajo por su participación en actos de M/s y el sistema legal estaba más que feliz por volver a esa discriminación (represión).
A medida que el DSM evolucionaba, las palabras “perversión” y parafilia” consiguieron gradualmente sus propias definiciones por separado. Antaño, aquellas palabras significaban, más o menos, lo mismo, pero, a medida que los “perversos” del mundo de la psiquiatría trabajaron para convencer que el DSM clasificara la “perversión” tan saludable como normal, todo cambió. Cuánto más diferentes fueran esas dos palabras, la vida sería mucho más fácil para las personas “perversas.” Los sistemas judiciales utilizan el DSM para decidir si tienen que alejar a tus hijos, permitir que el jefe caliente el culo de ella en el trabajo y otras cosas amablemente importante.
En los noventa, la palabra “parafilia” era reclasificada en el nuevo DSM. Para ellos, hacer cosas atrevidas – “perversas” – y, por consiguiente, ser un parafílico, tenía que tener estas señales:
Debe causar un malestar significativo a ti mismo u a otros.
Debe poner en peligro su vida social y profesional.
Debe involucrar a gente o a la gente que no puedan dar su consentimiento.
De repente, el sexo escabroso, que se hacía durante la noche, pasó de enfermo a retorcido (kinky, en inglés) a saludable y normal. Las sumisas podrían ser azotadas y suspendidas, atadas y magulladas, llamadas mentalmente sanas y la gente que lo practicaba no podía ser discriminada con respecto a otras personas. Durante la noche, ningún psiquíatra tenía buenas razones para juzgar a nuestra vida sexual e íntima como una enfermedad.
Así como la homosexualidad y la bisexualida han sido normalizadas usando una nueva definición diferente de la parafilia de hace décadas, el BDSM fue expulsado del DSM. El sadomasoquismo y otros fetiches podrían clasificarse como parafílicos, pero sólo, si nuestro comportamiento sexual afectara negativamente a mi vida y no hubiera consentimiento.
El diccionario ingés de Oxford define las palabras de esta manera:
Kink: preferencia sexual inusual.
Parafilia: una condición caracterizada por unos deseos sexuales anormales.
Kink (perverso) es inusual, pero no anormal. Es una preferencia, no una condición. Usted, yo y el resto de nosotros y personas que tenemos preferencias insuales, estamos sanos y normales. Estoy orgulloso del hecho de que mi sexualidad sea saludable y gratificante por el hecho de que nadie pueda legalmente discriminarme por ello.
Pero, es por eso el por qué dibujo una línea sólida entre perversos y parafílicos. Es por qué no llamo perversión a nada que no involucre un consentimiento legal, debido a que sin consentimientos, nunca vamos a disfrutar de experiencias sexuales inusuales. Nos estamos comportando de una manera desordenada. Estamos haciendo daño, y en lo que se refiere al DSM, la perversión no daña. Tan pronto como se hace daño, sin consentimiento, deja de ser una perversión y se convierte en una parafilia.
En el año 1977, el BDSM era un signo de enfermedad mental. A cualquier practicante de ese tipo de relación, se los habrían quitado porque estaban clasificados como enfermos. En aquellos días, un cuarta parte de la comunidad perversa había perdido había perdido el trabajo por su participación en actos de M/s y el sistema legal estaba más que feliz por volver a esa discriminación (represión).
A medida que el DSM evolucionaba, las palabras “perversión” y parafilia” consiguieron gradualmente sus propias definiciones por separado. Antaño, aquellas palabras significaban, más o menos, lo mismo, pero, a medida que los “perversos” del mundo de la psiquiatría trabajaron para convencer que el DSM clasificara la “perversión” tan saludable como normal, todo cambió. Cuánto más diferentes fueran esas dos palabras, la vida sería mucho más fácil para las personas “perversas.” Los sistemas judiciales utilizan el DSM para decidir si tienen que alejar a tus hijos, permitir que el jefe caliente el culo de ella en el trabajo y otras cosas amablemente importante.
En los noventa, la palabra “parafilia” era reclasificada en el nuevo DSM. Para ellos, hacer cosas atrevidas – “perversas” – y, por consiguiente, ser un parafílico, tenía que tener estas señales:
Debe causar un malestar significativo a ti mismo u a otros.
Debe poner en peligro su vida social y profesional.
Debe involucrar a gente o a la gente que no puedan dar su consentimiento.
De repente, el sexo escabroso, que se hacía durante la noche, pasó de enfermo a retorcido (kinky, en inglés) a saludable y normal. Las sumisas podrían ser azotadas y suspendidas, atadas y magulladas, llamadas mentalmente sanas y la gente que lo practicaba no podía ser discriminada con respecto a otras personas. Durante la noche, ningún psiquíatra tenía buenas razones para juzgar a nuestra vida sexual e íntima como una enfermedad.
Así como la homosexualidad y la bisexualida han sido normalizadas usando una nueva definición diferente de la parafilia de hace décadas, el BDSM fue expulsado del DSM. El sadomasoquismo y otros fetiches podrían clasificarse como parafílicos, pero sólo, si nuestro comportamiento sexual afectara negativamente a mi vida y no hubiera consentimiento.
El diccionario ingés de Oxford define las palabras de esta manera:
Kink: preferencia sexual inusual.
Parafilia: una condición caracterizada por unos deseos sexuales anormales.
Kink (perverso) es inusual, pero no anormal. Es una preferencia, no una condición. Usted, yo y el resto de nosotros y personas que tenemos preferencias insuales, estamos sanos y normales. Estoy orgulloso del hecho de que mi sexualidad sea saludable y gratificante por el hecho de que nadie pueda legalmente discriminarme por ello.
Pero, es por eso el por qué dibujo una línea sólida entre perversos y parafílicos. Es por qué no llamo perversión a nada que no involucre un consentimiento legal, debido a que sin consentimientos, nunca vamos a disfrutar de experiencias sexuales inusuales. Nos estamos comportando de una manera desordenada. Estamos haciendo daño, y en lo que se refiere al DSM, la perversión no daña. Tan pronto como se hace daño, sin consentimiento, deja de ser una perversión y se convierte en una parafilia.
Por desgracia esa línea que separa la perversión de la parafilia todavía no la llegan a diferenciar aunque como bien ha explicado con el paso de los años hay más tolerancia y comprensión por estos gustos sexuales.
ResponderEliminarMuy buen artículo.