viernes, 25 de noviembre de 2016

Ser perverso no es algo que yo haga, es algo que soy

Soy una persona que ama la vida tremendamente fuera de la perversión. Desde disfrutar un paseo por el bosque, sumergirme en las páginas de un libro o hacer una de esas miles de cosas que despiertan mi interés y que no tienen nada que ver con lo pervertido.

Pues la perversión corre por mi sangre. Es una parte importante de lo que deseo, como cualquier otro estímulo que busque. No es sólo una actividad para darle vida a un momento en una relación. Más bien, se trata de una visión del mundo y una manera definida de estar en esa relación. La perversión se convierte en el centro del fundamento en una dinámica de la D/s, que no tiene que consumir al resto de la relación, pero tiene que ser respetada como la parte fundamental de tus interacciones con tu otra parte.

Una mujer vainilla, son personas hermosas y maravillosas. Pero, existe un límite a su belleza, un límite a su confianza e intimidad. Incluso, en la forma en que ella se comunica es limitada, comparada con la de una mujer sumisa. Una mujer que no se ha arrodillado ante un hombre y le ha dado el poder para dominarla, está limitada en cuanto a la profundidad que pueda unirla a otra persona. Porque, cuando alguien ha cogido el dominio sobre ti, te aporta una sensación de seguridad y calidez que no se encuentra en ninguna otra parte.

La sumisión es mucho más que servir y obedecer. Se trata de estar abierta a una forma de intimidad y confianza tan profunda que, solamente puede ser encontrada cuando una persona es realmente vulnerable, y está a merced de su Amo. Porque, en ese momento, cuando ella está atada y sus ropas y poder han sido despojados, ella está expuesta de tal manera que, va más allá del hecho de estar desnuda. En ese momento, su alma está desnuda y bajo el cuidado de su Amo, ella aprenderá lo que significa ser atendida de una manera que una mujer vainilla nunca conocerá. Porque cuando eres vulnerable de verdad a otra persona, y sales de una situación mucho más fuerte que cuando entraste, ese crecimiento hace que la sumisa ame a su Amo con todas las partes de su ser.

Los dominantes y las sumisas se necesitan mutualmente para existir. Uno no puede realizarse plenamente sin la otra. Eso no existe en una relación vainilla, donde sencillamente dos individuos cohabitan. Esa necesidad del uno por el otro y el deseo que puede crear la dinámica de la D/s, es tan personal y tan íntimo, que la relación se convierte en una parte de tu ser, una parte de tu esencia. Simplemente, una parte de tu ser, que no puede vivir sin la otra. Usted no se limita a existir dentro de la relación, ésta existe dentro de usted.

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