Si
te rogara que la cogieras, ¿le dirías que no?
Si
ella te pidiera que le rasgases las ropas violentamente, ¿podrías cerrar tus
ojos a sus ojos suplicantes?
Si
te suplicara que le susurraras a lo largo de la curvatura de su cuello, ¿tu
barbilla pastaría por la piel que le envía escalofríos a su espina dorsal?
¿Todas esas palabras que caen de la boca de ella, caerían en oídos sordos.
Si
ella abre sus piernas, su humedad expuesta, y lloriqueando por una simple
mirada tuya, ¿Te alejarías de ella aburrido?
¿Cogerías
un cuchillo para inculcarle el miedo a la muerte, provocándole un pánico para
obligarla a que sus rodillas se separaran aún más?
Mientras
ella espera, respirando pesadamente, desconociendo…. y vas a ella… respondiendo
a cada gemido y llanto suyo…pastoreando y desgarrando…, y tu instinto animal
intacto.
Y,
por fin, ella es cogida… por ti… con el insaciable apetito de más.
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