domingo, 30 de abril de 2017

Restrínjame con sus palabras

Hay un lado de la D/s y el sadomasoquismo del que siempre ella ha sido parcial – el arte sutil y suave de la dominación con las palabras, en vez de juguetes e implementos.

“Señor, no me prive de mi sesión salvaje y primaria. No puedo vivir sin el cinturón, las pinzas, mi ultra violencia, pero, cuando usa su voz para restringirme, en lugar de una cuerda, me derrito en un charco de “¡Oh fólleme!” Cuando usted me tortura con la sensación y la falta de dicha cuerda, en vez de dolor, cuando prueba mi obediencia con “has estado engañándome,” estoy a un segundo de correrme.”

¿Loca?

La dinámica de la D/s se estrella contra una piedra de una manera que ningún flogger o fusta puede conseguir. Ella no es una heroína cuando se trata de tener una sesión de azotes. Puede recibir mucho dolor. Puede ser obediente. Realmente, no puede.

A veces.

Será esclava de él o su sierva doméstica, llevará lo que él le diga, incluso, cuando esté helando. Ella es la sumisa más mocosa del mundo. Sin embargo, puede follar con su orgasmo y lo hará.

Cortarla.

No la malinterpreten. Ella quiere decirlo en el buen sentido. Un tipo de. No, no lo hace. Un poco. No, en serio. Y ella dirá por qué. Si usted puede conseguir que ella se acueste aquí, sólo así, sin poner una mano sobre ella, si puede conseguir que se mantenga callada, incluso, aunque usted siga apartando sus manos.

En sus momentos más felices, usted le mostrará su poder. La cuerda es un objeto inanimado. Un hombre viviente, y respirando, puede hacerlo mucho mejor. Si usted la restringe con su espíritu y sus palabras, en lugar de una cuerda larga de yute, ella sentiría vuestra dinámica de una manera que ningún objeto podría competir.

Todas las súper sumisas que han dominado el arte del control del orgasmo son mejores mucho mejores sumisas. A ella, le encanta, pero elije la opción que le hace a él sentirse más impotente:

          A. Las esposas.
          B.  Ser llevada al borde del orgasmo durante horas y no moverse, porque le 
              dijeron que estuviera quieta.

Ella elije la opción B. Su perversión no es ser azotada, los consoladores o la cera. Su perversión es el intercambio de poder, sencillo y simple. Y cuando le haces sentir esa dinámica a una sumisa sin la ayuda de juguetes e implementos, estás llevando su fetiche al siguiente nivel. Cuando lo pones difícil para que ella se someta, más que nada, la impresionas. La sumisión la cortará, y la envuelves en una burbuja de éxtasis y deseo.

1 comentario:

  1. Me recuerda mucho a una conversación que tuve hace poco días con mi Amo y estoy totalmente de acuerdo con que una sumisa no adora o se mueve por los objetos que pueden utilizar,sino por quien dirige su placer.

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