lunes, 7 de noviembre de 2016

Sin palabras

Sus manos son del color del óxido, la fuerza está incrustada dentro de las grietas de los días duros de trabajo. Sus palmas leen el dolor, el estruendo y la perseverancia. Pueden capturar el momento con sólo una sonrisa y un gesto leve de su mano. Sin decir una palabra, tú sabes que él tiene el control, tu control, de cualquier decisión importante y de tu futuro colectivo. Confías en él para todo.

Su mente habla de parábolas y tú te pierdes en el significado de cada minuto. Cuando él habla, es como la poesía y el propósito de cada palabra. Cedes a su juicio, porque sabes que es muy calculador en todo y siempre quiere lo mejor para tí. De rodillas, a sus pies, con su mano sobre tí, no hay nada que desees más que su afecto y atención, y él se entrega con tanto sentido que, con mucho gusto, te arrodillas siempre ante él para vivir en la dicha de su amor, su deseo y su pasión, y su dominación.

3 comentarios:

  1. Cada día que pasa y le leo,más difícil me resulta encontrar palabras para expresar lo que me hace sentir.
    Paula

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  2. Son sensaciones de paz,dicha y muchas más sensaciones cuando una sumisa se deja llevar totalmente por su Amo.

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