viernes, 4 de agosto de 2017

Es muy hermosa en un estado de devastación

Ella necesita ser follada. No quiere, pero necesita fornicar, como una comezón ardiente que está gritando para ser arañada.

Su cuerpo se calienta  sólo con el deseo de ser manejado y presionado bruscamente contra la pared, las manos sobre su cabeza, su espalda arqueada, su coño sobresaliendo para mí, y anhelando ser acariciado. Con una mano firme alrededor de su cuello, uso la otra para hacer justo eso. Su humedad cubre mis dedos y empiezo con caricias intensas. Acariciando sus labios de una manera que reafirma quién es el dueño de su sexo. Ella se derrite en mis manos, sin apenas ser capaz de levantarse, mientras empieza a sentir la intensidad ardiente. Comienzo a penetrarla con un dedo y le digo que mantenga sus dedos sobre mí. Sabe que si no hace lo que le digo, su culo será magullado en cualquier momento. Dos dedos están ahora dentro de ella y follándola con tanta fuerza que su cuerpo está zangoleteando arriba y abajo. Qué espectáculo tan a la vista. Con cada empuje, ella se convierte en la encarnación del éxtasis.

Ella está gimiendo y susurrando con una pasión profunda, se retuerce contra mi firme agarre. No puede escaparse, pero puede sentir el poder de mi fuerza manteniéndola en su sitio. Es como si ella estuviera follando mi mano, como si fuera mi pene de la manera que se está restregando contra mí. Me retiro y la abofeteo en la cara, y le pregunto si mi putita está disfrutando esto. Ronronea un “sí, señor” y continuo, hasta que se dobla con un sexto y poderoso orgasmo. Está pagando su peaje con su resistencia. Su cuerpo y mi mente están exhaustos y ella cae sobre mis brazos, la retengo con mi compasión y fortaleza proporcionando refugio a su cuerpo drenado. Puse un almohada debajo y la coloqué sobre sus rodillas.

A continuación, cojo una cuerda y ato sus manos detrás, atadas firmemente a sus tobillos. Está inmovilizada y desgastada. Pero, antes de que la permita descansar, tendrá el privilegio de saborearlo primero. Con mi mano envuelta y enredada en la parte extrema de su cabello, empiezo brutalmente a follarle su cara. Tirando de vez en cuando, para inclinarme y abofetear fuerte su cara, sólo por mi placer sádico. Su atragantamiento y lágrimas se convierten en una deliciosa combinación, el cual hace que mi presión sea mucho más intensa, hasta que doy una sacudida y disparo mi carga caliente a lo largo de su garganta. Acaricio la parte superior de su cabeza, la miro y le digo: “Eres una sumisa muy buena.” Ella sonríe detrás de sus ojos que son una mezcla de lágrimas y rimel en funcionamiento. Es tan tremendamente hermosa en este estado de devastación.

La desato, la levanto y la llevo a la cama para que se acueste. Le llevo un café helado y beso su frente. Me siento en el filo de la cama y acaricio su mejilla despacio, mientras miro sus ojos sonrientes. Ella está feliz y tranquila. Sí, necesitaba ser jodida, pero lo más importante, ella necesitaba esto, todo esto, la aspereza, el cuidado suave y ahora, ambos tenemos todo lo que necesitábamos.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes.
    Me ha venido una frase a la mente;
    "Te conozco como si te hubiese parido"

    Un vinculo tan profundo es el que se establece en el D/s., que se pueden escuchar hasta los pensamientos...

    Bello relato.

    Saludos y buen fin de semana.

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  2. Poder saciar esa necesidad debe ser sublime.

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