Si ella tiene un fetiche por
algo, es por ser follada. Le encanta la sonoridad de esa palabra. Esa “efe” que,
casi la acaricia cuando sale de sus labios. Pero, aún más, le encanta el acto.
Desde atrás, acostada de lado, inclinada sobre la mesa de la cocina. Sentada a
horcajadas sobre su falo es maravilloso, pero, si tuviera que elegir una
postura favorita, sería acostada de espalda con las piernas abiertas, sus
rodillas levantadas para que sus caderas se abran de par en par, y su coño, en
la postura perfecta para que él empuje.
Le encanta el peso de él sobre
ella, la sensación de sus muslos presionando sus piernas abiertas. La forma en
que ella puede enterrar su cara entre su hombro y bíceps, y respirar su olor, y
lamer su piel y saborearlo, mientras él está dentro de ella. Le encanta que
puedan besarse así. Sus cuerpos, tan estrechamente conectados. Quizás, lo más
cerca que alguna vez hayan estado el uno del otro. A veces, él se inclina sobre
ella y la observa, mientras la penetra, y luego, ella puede meter la mano entre
sus cuerpos y frotar su clítoris hasta que ella se corre en su verga. Otras
veces, él se recuesta sobre ella boca abajo y la toma en sus brazos. Otras, agarrando
un puñado de su cabello o agarrando la parte trasera de su cuello, mientras su
boca encuentra un hombro y sus dientes muerden la piel de ella.
Esto es lo que ella piensa la
mayoría de las veces cuando está acostada sola en su cama. Sus dedos presionan
los pliegues de su vagina. Imaginando sus piernas abiertas de par en par, él
inclinado entre ellas, su polla dura en la mano de él. ¡Parece tan bueno!
“Fólleme,” ella dice.
Y él, la complace, presionando
dentro de ella. Entonces, existe un momento de quietud, cuando él saborea la
sensación de estar en el interior de su coño, y luego, despacio, él empieza a
mover sus caderas hacia atrás y hacia adelante. Ahora, en este preciso momento,
la está follando, despacio y profundo. Su cara apoyada contra el hombro de él y
respirando su aroma y escuchando los sonidos, gemidos y gruñidos, que hace
mientras disfruta del cuerpo de ella. Su mano se acurruca con firmeza entre sus
cuerpos calientes, su dedo frotando su clítoris, justo como a ella le gusta. Y luego,
ella se corre.
“Fólleme,” ella dice.
Eso es lo que ella está pensando.
Sin duda, es involucrarse, ser espectador o parte, pero a veces leer algo es poner a trabajar la mente en preguntas retóricas, ¿cómo sabe?.
ResponderEliminarAbrazo y buen fin de semana
Siempre he sido un Dominante que se involucra en cuerpo y alma a todo lo que merece la pena y es digno de compartir.
ResponderEliminarUn abrazo