Ella tenía 37 años, cuando tuvo sexo anal por primera vez.
Se
conocieron en una sala de chat. Se pasaron semanas escribiendo basura absoluta
de un lado a otro hasta que ambos se desperaron el uno con el otro. Él estaba
nervioso por conocerla, pero ella lo convenció de que todo lo que quería era
una cosa de una sola vez. Él salió de su trabajo e hizo todo el viaje de un
tirón hasta la casa de ella con el fin de pasar el día en la cama juntos, e
interpretar muchas de las cosas que ambos habían jugado tan perfectamente en la
sala de chat. Sabía que ella nunca había tenido sexo anal. Fue gentil y amable.
Usó lubricante y sus dedos para prepararla y le preguntó repetidamente, si
estaba segura. Ella se corrió muchas veces ese día, pero el orgasmo más
poderoso fue el que tuvo, cuando lentamente empujaba su falo en el culo de
ella.
Había
fantaseado mucho con el sexo anal antes de ese día e, incluso, ella usó
juguetes consigo misma cuando se masturbaba. Por lo tanto, sabía que ese acto
era muy excitante para ella. Pero, hay una gran diferencia entre follarse a sí
misma por detrás, donde ella tiene el control y puede establecer el ritmo a la
perfección y confiar en alguien lo suficiente como para compartir ese acto, en
especial, cuando es la primera vez. Afortunadamente, él era un hombre bueno,
queriendo que lo pasara bien. El placer de ella era muy importante para él y,
como resultado, en absoluto, se arrepiente de que él fuera el primer hombre que
hiciera eso con ella.
Para
ella, el sexo anal siempre le había parecido un acto sexual más íntimo que el
sexo vaginal. Tal vez sea, porque tiene más confianza cuando se trata de hacer
eso o, tal vez, porque le gusta el sexo anal de una manera muy específica y
nunca ha contemplado hacerlo con alguien con quien tuviera una relación casual.
Ella necesita sentir un fuerte sentido de confianza y conexión con alguien que
quisiera tener sexo anal, pues cuando lo hace, ambos están en un nivel
superior, y eso la excita enormemente.
El
sexo anal le funciona en dos niveles. Por supuesto, existe la sensación física.
La forma en que la hace sentirse llena, pero ella puede conseguir esa sensación
con los dildos y los juguetes. De hecho, le funcionan realmente bien, porque no
le gusta mucho los empujes. Le gustan los movimientos de penetración suaves.
Sin embargo, no hay nada como la sensación de lo real, y esto también juega en
la segunda parte de lo que la excita al respecto y, ese es el elemento fuerte
del tabú y cómo le habla a su perversión de sumisa. Su mente se pone
increíblemente calenturienta. Sólo las palabras, “te voy a follar por culo más
tarde,” susurradas a su oído, la hacen palpitar. De hecho, hablarle de follarle
el culo, mientras la tocas o penetras, casi siempre se pone en el límite.
Ser
penetrada analmente es sucio, guarro y bruto y, por lo tanto, no es lo que
hacen las chicas buenas… pero, si la obligas, la abrazas un poco, le susurras
al oído que se sentirá muy bien. mientras pones un poco de lubricante en su
trasero, díle que lo vas a hacer sin importarte lo que ella diga. Por lo tanto,
podría cooperar o que, cuando luche contra eso, sólo lo haga para sentirse
mejor, usa el peso de tu cuerpo para inmovilizarla, mientras empuja tu polla en
su ano. Bueno, entonces, ¿qué otra opción tiene ella para ser una sumisa muy
guarra?
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