En su mente, la experiencia de la carne
y del corazón se propagó hacia fuera, agarrándose a los extremos del infinito,
las fronteras invisibles de la extensión cósmica, envolviéndose alrededor de un
solo pensamiento de perfección. La estética de los placeres no expresados, un
susurro de sueños no correspondidos, hasta el tiempo y el espacio se habían
curvado, trayéndolos de nuevo a ella, en forma de un deslumbramiento exquisito
y sensual.
[Me acordé]
ResponderEliminarEterna
La noche se detuvo entre mis dedos llenos de magia
un recuerdo
una mirada
una caricia que aún estremece mi alma
y el universo se me ofreció
inundado de versos.
Cayeron luceros centellando en la oscuridad
se impregnaron en mis poros
mi piel se llenó de espasmos
mi mente se entregó dócil
el corazón se arrodilló a tu divinidad.
Noche eterna
derrochando su magnificencia en el hueco de mis manos.