Existen recuerdos y luego, hay
momentos, algunos consiguen arraigarse en el tejido de nuestras vidas, que se
transforman en algo más que un recuerdo. Se convierten en un recuerdo que será
atado en tu interior para el resto de tus días.
Esos son los nudos del
conocimiento, los cuáles se reproducirán de forma repetida a lo largo de tus
días. Algunas veces, débilmente, como un murmullo de desesperación, llamándote
desde lejos. Algunos de esos momentos más dolorosos, se convierten en
servidumbre mental que te restringen algunas veces, en los casos más extremos,
pueden incluso causar parálisis emocional.
Sencillamente, existen algunos
momentos, que se convierten en nudos, que tratamos de desatar y comprender en
fútiles intentos de escapar de un pasado que siempre lo será. No creo que yo
vuelva a desatar jamás algunos de esos intricados nudos. Creo que sólo los
tejeré en otra cosa, en lugar de una atadura, que se convertirán en una
suspensión de clases, que me permitirán flotar por encima de todo. En lugar de
estar inmovilizado, me permitirán ser considerado, en vez de estar cautivo. Me
permitirán usar estos nudos como un arnés de pecho y ser libre para ser izado
de los pozos de la desesperación, cada vez que aparezcan.
Hay algunos nudos que nunca
llegarán a deshacerse. Estoy de acuerdo con esto, porque no se trata de los
nudos que puedas llevar, sino cómo los llevas y los usa en tu vida.
estoy de acuerdo...
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