Nos conocimos durante el café y
compartimos nuestro primer beso. Todos nuestros besos eran de una especie como para
enviarlos fuera. Estábamos predestinados a terminar. Siempre nos besábamos como
si fuera la última vez, pero nos reíamos de ello, porque siempre pensábamos que
la última vez sería el final. Pero luego, dejamos de reír, porque dejamos de
besarnos. El último beso fue, en
realidad, el beso de despedida. Ya no fue tan lindo.
Lo curioso de un beso de
despedida es que sabe lo mismo que un beso de salutación, pero no debería ser
así. Debe ser amargo, porque eso es el recuerdo de todo lo que se ha saboreado.
Me encantan los besos, pero no los envueltos en el tinte de un adiós.
Usted puede guardar esos besos,
de manera que nunca pueda decir adiós, que usted sólo pueda decir hasta la
próxima vez.
:). A
ResponderEliminarNo me gusta decir adiós, prefiero un "hasta luego"
ResponderEliminarTambién prefiero hasta luego...
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