lunes, 19 de junio de 2017

Un beso de despedida

Nos conocimos durante el café y compartimos nuestro primer beso. Todos nuestros besos eran de una especie como para enviarlos fuera. Estábamos predestinados a terminar. Siempre nos besábamos como si fuera la última vez, pero nos reíamos de ello, porque siempre pensábamos que la última vez sería el final. Pero luego, dejamos de reír, porque dejamos de besarnos. El  último beso fue, en realidad, el beso de despedida. Ya no fue tan lindo.

Lo curioso de un beso de despedida es que sabe lo mismo que un beso de salutación, pero no debería ser así. Debe ser amargo, porque eso es el recuerdo de todo lo que se ha saboreado. Me encantan los besos, pero no los envueltos en el tinte de un adiós.

Usted puede guardar esos besos, de manera que nunca pueda decir adiós, que usted sólo pueda decir hasta la próxima vez.

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