Tienes ese deseo inherente de
agradar. Insegura de donde viene esa manifestación cobarde. Pero, está ahí. Acechando
en el rincón de tu mente. Presente cada vez que me hablas. Con cada acción que
tomas. En las palabras que has escrito. Como si necesitaras la validación para
todo lo que te rodea. Sientes que no es una sensación agradable ser honesta. Hecha
para sentirte tan pequeña. Casi invisible. A menos que tomes las medidas. Sigues
a través de los movimientos. Para ser percibida. Te has convertido en un vicio.
Una adicción. Un alto que necesitas. Ser aceptada. A través de un guiño o un
abrazo. Palabras de amor. Cuando lo permitiste. Sí, lo permites. Tu misma te
sientes menos digna. ¿En qué momento te engañaste para creer que no te
importaba? Como las sonrisas y los aplausos, se convirtieron en las fichas que
necesitabas respirar para otro día.
Es asi. Artistas en todo.
ResponderEliminarQuerer agradar es lo más normal del mundo,lo malo es cuando se convierte en una necesidad donde uno deja su esencia para ir adaptándose a la necesidad de los demás.
ResponderEliminarLo importante es agradar sin perder la esencia sumisa, o dominante, en caso contrario.
EliminarFeliz día...