Comienza con la mente. La capacidad de
escuchar. El intelecto de interpretar.
Continúa con la voluntad de hacer
preguntas. La humildad de comprender cuando estás equivocado. La sabiduría para
saber cuándo tienes razón por el bien mayor.
No habla en el lenguaje de los
absolutos. Florece en flexibilidad.
Se requiere el uso de los sentidos. Para
ver las emociones y los deseos escritos en sus ojos. Oír el significado más
profundo en sus palabras y en el silencio entre ellos.
Un solo toque puede deleitar o
aterrorizar. La empatía para comprender la reacción de la otra parte es
fundamental.
La autoridad nace del respeto, la
comodidad y el control. La autoridad
creada en el miedo es el caos.
La voz es como la varita de un director
de orquesta. Úsala con sabiduría. Saber cuándo hablar. Entender cuando el
silencio habla más fuerte.
El conocimiento no es finito. Cada
lección aprendida es otro comienzo.
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