lunes, 26 de junio de 2017

Eres una mujer difícil de amar

“Es difícil ser amable contigo,” le dijo a ella.
“Eres una mujer difícil de amar,” él dijo. 
“¿Por qué no puedes ser como las otras chicas que chupan la polla y no hacen preguntas?” le preguntaban. 
“Eres una engreída,” era el comentario. 
“Eres una perra.” 
“Demasiado exigente.” 
“Demasiado cara de mantener.” 
“Demasiado inquisitiva.” 
“Demasiado charlatana.” 
“Demasiado preguntona.” 
“Eres demasiado mandona.”

Si es difícil ser amable con ella… Esfuérzate más todavía.

Si es una mujer difícil de amar, tal vez, necesite un hombre duro.

Para cogerla, para llevarla a su lugar, abrirle la puerta. Para que ella entre primero y la sigas. Para que cierres la puerta de golpe y eches la llave. Golpéala contra la pared, encuentra su sitio favorito con tus dedos, en su interior profundo.

Hazla gritar tu nombre, que se corra justo ahí, en el calor del momento. A medida que fuerzas su falda hacia arriba, con tu boca en sus labios. Encerrándola donde no pueda preguntar, sea inquisitivo. Sea malintencionado, sea engreído.

La única función es que tenga la boca llena de su bondad, de toda su polla dura… demasiado en su boca para hacer bucle, mandona o hablar demasiado.

Envuelve su cuello con una cadena. Presiona su pecho con ese pecho firme y duro tuyo, presionando ásperamente contra la pared. Hombros doloridos, asfixiando el cuello, cadena pesada, polla entrando, cerrando ahora. No más preguntas.

Usted conseguirá toda su atención indivisa. Que sea más humilde de lo que ha sido nunca. 

Sí, ese es el billete. Estricto y severo. Penetración inmediata, ¿quién es el Amo? Ella, no.

¿Quién hace las preguntas? Ella, no. ¿Quién es la perra? Ella, no.

¿Mantenimiento demasiado alto? Ella sólo necesita una cosa mantenida. Todo.

¿Es una mujer difícil de amar?

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