¿Está mal que yo
desee a las almas torturadas? Los vagabundos quieren vivir lejos del amor.
Prefiero el reto. Que el amor sea tan profundo, que duela. Esos momentos que te
envían para que me estrelle con la locura. Saber el instante en que lo primero
que toquemos, nada volverá a ser igual. El dolor del amor no correspondido.
Nuestro decadente hola será seguido por un ensordecedor adiós.
Quiero su sostén.
Todo loco y salvaje. La rebelión y la angustia. Sus vistas cansadas y actitud
indiferente. La profanación constante que eclipsa su verdad. El deseo de huir.
Muy lejos. Nunca mirar hacia atrás. Despreocupado y distante.
Muéstreme su
precipicio. La oscuridad salvaje y rebelde. Su tormento y silencio. La pasión
desesperada, justo debajo de la piel. Su necesidad de probarme. La angustia
amorosa que te mantiene con la noche. Su convicción enloquecedora. La luna en
la noche más oscura.
¿Por qué anhelo
estas almas que hacen sangrar a mi corazón? Nunca escaparé del daño
irreparable, si, de verdad, me dejo caer arrollada por el mismo. Quizás, no es
que yo quiera el amor de un alma angustiada e indomable. Quizás, esa alma sea
la mía,” reflexionaba en la soledad de su habitación.
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