Con náuseas amargas, en la boca de tu
estómago. Soy consciente y sé bien cómo hacerte sentir al solicitar tu
sumisión, al querer tu honestidad, y tu verdad.
Lo has expuesto antes que yo. No has podido
hacerlo con más claridad. Quieres darme tus momentos, para compartir conmigo
tus sueños y deseos. Para darme tu placer y dolor.
“Tómelo de una vez. ¿Acaso está
esperando que se lo entregue en una bandeja de plata? Tóme mi corazón y
prométame que no me va a dejar sin nada,” ella me dijo.
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