domingo, 21 de mayo de 2017

"Ella," de alguien

Ella ya no le echa de menos, sólo extrañaba no ser de alguien. ¿Quién era ella sin que nadie le dijera de quién era? Es lo que pensaba de sí misma, a pesar de que sabía que era una forma malsana de ver su identidad. Ella había sido de alguien durante tanto tiempo que, estar sin eso, era como tener un rostro y no reconocer su propia imagen en el espejo. Es una tortura horrible cuando no te amas a ti misma, pero es una tortura mortal cuando ya no te conoces a ti misma.

La cosa es que ella lo intentó varias veces. Siempre dándolo todo, su confianza, su cuerpo y amor solamente para ser maltratada o abandonada o ambas cosas, una y otra vez. Lo que sucede cuando te entregas a alguien de esa manera. Cuando ellos te dejan, tú no recuperas nada. Una parte de tí está siempre con ellos. Mantienen esa parte tuya para siempre y la parte ingrata es, que sólo te quedan una ciertas partes para dar. Llega un día, en el que has sido abusada, maltratada y abandonada sin motivo, tantas veces que, literalmente no puedes amar de nuevo. No tienes nada más que dar. Tu confianza y voluntad de estar en una posición de vulnerabilidad ya no existen. En su lugar, hay una pared que ya nunca será escalada.

La mujer de la que hablo todavía tiene pedazos para dar. Pero quién sabe cuántos y ella tiene miedo de que parta otra pieza, porque ahora sabe lo escasas que realmente son.

Ella quiere un dominante que la posea con amor. Quiere servir para que pueda ser apreciada. Quiere someterse para poder encontrar su sitio en el mundo, bajo su dominación. Quiere amar para ser amada, ser conocida, ser poseída y, por última vez en su vida, poder estar en su casa para permanecer días en el confort de su unión.

Con el fin de conseguir ese sitio, no se trata simplemente de encontrar al dominante apropiado. Se trata de dejar las piezas que nunca más van a volver. Esas piezas que la llaman por su nombre en las noches más solitarias, que nunca serán nuevamente de ella, que siempre serán de otros. Pero, ella todavía tiene mucho que ofrecer, mucho que dar. Necesita justo reconocer su valor y sólo servir a alguien que la valore y que nunca trate de desmoralizarla o disminuir su valor, como una manera de ejercer el control sobre ella, como algo que ha hecho antes. Ella no quiere repetir el pasado, sólo quiere ser inspirada por alguien para que pueda ver el futuro que se mueve.

Ella quiere amar, servir y, a cambio, quiere ser cuidada y el amor recíproco en un intercambio diario de belleza, ideas y deseos mutuos para realizarse constantemente. Porque ella no quiere ser algo de alguien. Ella quiere ser “Ella,” de alguien y quiere que signifique tanto como él significa para ella.

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