viernes, 10 de febrero de 2017

Amante, puta y masoquista

Un dominante que pueda acceder a todos los rincones de su psique, es como un héroe para una mujer. Un dominante que pueda pasar de primario a amarla, en menos de un minuto, que la pueda tratar como amante a las once de la mañana, como puta a las 11:01 y como masoquista a las 11:02, es la idea de la perfección, para muchas mujeres.

Él no tendrá ningún reparo en mostrarle todo lo que bulle en el interior de su cabeza. No tendrá ningún reparo en ser precisamente quién es, en un momento dado. No es que él demuestre su autenticidad, sino que la hace. No es que el sexo sea jodidamente impresionante con él, porque nunca sabes lo que está a la vuelta de la esquina, pero es. Es que le muestra que está alcanzando las profundidades de sus deseos y tomando precisamente lo que quiere de ella, cuándo él quiere. La mujer, como sumisa, eso es lo que necesita.

Un hombre que esté íntimamente familiarizado con lo que quiere de ella, sino, que también coja de la vida lo que quiere. Sabe cómo ser feliz.

Un dominante que sea capaz de explotar todo lo que una mujer es sexualmente, se gana la vida vainilla que hay en ella. Es un provocador extraño: La trata como una puta en el dormitorio y la convierte en su sumisa de servicio. Ella se sentiría decepcionada, si él se despertase antes que ella y ésta no tuviera su café preparado. Ella conseguirá que le dé una patada al hacer cualquier cosa condenada para él.

Un hombre que sea capaz de pasar de sádico a romántico en el mismo minuto, es adictivamente sexy. La facilidad con que él se mueve de trato a trato, la hace saber que no dudará en mostrarle lo real en él y ahí es, donde existe lo mejor de su sexualidad.

Dale a una mujer un dominante que le muestre cada parte de él en color vivo y le mostrará un dominante de verdad. Dale un dominante verdadero y ella te mostrará el tipo de entrega que nunca cede.

2 comentarios: