Un
dominante que pueda acceder a todos los rincones de su psique, es como un héroe
para una mujer. Un dominante que pueda pasar de primario a amarla, en menos de
un minuto, que la pueda tratar como amante a las once de la mañana, como puta a
las 11:01 y como masoquista a las 11:02, es la idea de la perfección, para
muchas mujeres.
Él no
tendrá ningún reparo en mostrarle todo lo que bulle en el interior de su
cabeza. No tendrá ningún reparo en ser precisamente quién es, en un momento
dado. No es que él demuestre su autenticidad, sino que la hace. No es que el
sexo sea jodidamente impresionante con él, porque nunca sabes lo que está a la
vuelta de la esquina, pero es. Es que le muestra que está alcanzando las
profundidades de sus deseos y tomando precisamente lo que quiere de ella, cuándo
él quiere. La mujer, como sumisa, eso es lo que necesita.
Un hombre
que esté íntimamente familiarizado con lo que quiere de ella, sino, que también
coja de la vida lo que quiere. Sabe cómo ser feliz.
Un dominante
que sea capaz de explotar todo lo que una mujer es sexualmente, se gana la vida
vainilla que hay en ella. Es un provocador extraño: La trata como una puta en
el dormitorio y la convierte en su sumisa de servicio. Ella se sentiría
decepcionada, si él se despertase antes que ella y ésta no tuviera su café
preparado. Ella conseguirá que le dé una patada al hacer cualquier cosa
condenada para él.
Un hombre
que sea capaz de pasar de sádico a romántico en el mismo minuto, es
adictivamente sexy. La facilidad con que él se mueve de trato a trato, la hace
saber que no dudará en mostrarle lo real en él y ahí es, donde existe lo mejor
de su sexualidad.
Dale a
una mujer un dominante que le muestre cada parte de él en color vivo y le
mostrará un dominante de verdad. Dale un dominante verdadero y ella te mostrará
el tipo de entrega que nunca cede.
definitivamente, para mí es verdad lo que ha escrito.
ResponderEliminarCin
Me parece muy interesante
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