Hace
unos días, recibí un mail de una sumisa que estaba preocupada, porque, debido a
su enfermedad crónica, tenía “demasiados límites-” En días puntuales, la
presión para conformarse está en lo más alto de su mente, porque hace que el
consentimiento sea un problema farragoso. Con alguna frecuencia, he escrito
sobre el tema del consentimiento y seguiré haciéndolo hasta que haya dicho todo
lo que tenga que decir sobre el tema, porque me obsesiona.
¿Quedarse
por los alrededores? De acuerdo, bien.
Su
epilepsia y la historia de su trauma habían creado algunos límites que otras
personas generalmente no tienen. No es una sumisa mala. Es humana. También es
lo suficientemente valiosa para ser digna de un dominante que esté dispuesto a conocerla
por lo que es, que haga un espacio para su enfermedad y que también quiera
estar con ella. Ella quiere amar. Pero eso, la hace sentirse una sumisa mala.
La hace sentirse normal. Porque no todos los límites de su enfermedad son
permanentes. Con algunos de ellos, sólo necesita un dominante que la conozca lo
suficientemente bien para ayudarla a cambiar lo que ella quiera cambiar con el
tiempo. Con otros, sólo necesita un
hombre con un nivel extra de experiencia y hay dominantes en este mundo, que la
tienen o están dispuestos a adquirirla.
Si no
tienes un hueso masoquista en tu cuerpo, el cuál haya puesto un límite a todas
las formas de sadismo, tú no eres una sumisa mala. Eres humana. Eres tú. Eres
hermosa. Si tienes los suficientes desencadenantes para hacer que un dominante
te amordace y tienes que prohibir un centenar de perversiones, no eres una
sumisa mala. Eres tú y eres increíble. Si tienes miedo de experimentar y estás
aterrorizada por el consenso no-consenso, no eres una sumisa mala. Eres
perfecta en tu humanidad. Una sumisa mala no es alguien que tenga una
enfermedad crónica que limite su manera de tener una sesión. No. Una sumisa
mala no es una monogamista o una sumisa inexperta o una persona que utiliza su
palabra de seguridad con demasiada frecuencia.
Como
sumisa mala, no existe tal cosa.
Sólo
hay personas: sumisas, dominantes, switchs, hedonistas, bravuconas… todos somos
seres humanos. Estar en la comunidad D/s no requiere que usted cambie su
personalidad por la de una lista cocinada de perversiones y habilidades.
Una
sumisa buena es alguien que es auténticamente ella misma. Una sumisa buena es
aquella que impone los límites que precisamente ella elige. Una sumisa buena es
aquella que toma dolor cero o dolor que rompe el alma, precisamente porque
quiere, pues no hay diferencia entre una buena sumisa y una buena persona. Se
trata de principios, ética y autenticidad.
Si
estás de mala gana, al ponerte bajo la coacción por el gusto de tu dominante,
eres una buena sumisa, porque es poco probable que te hagas daño a ti misma y a
tu dominante. Operas sólo bajo el consenso informado y entusiasta, por lo que
es menos probable, que seas coaccionada. Esto te hace una sumisa buena. Si eres
perfectamente imperfecta en tu individualidad, eres una sumisa buena, porque un
dominante decente no quiere una fábrica de fetiches humanos. Quiere a una
persona entera.
Si
tienes ochenta y dos límites y dejas a cada maldito de ellos en tu lista para
siempre, eres una sumisa buena, porque estás asumiendo la responsabilidad de tu
felicidad y comodidad. Si tienes un reflejo de mordaza incurable, un mal sabor
por los honores, un odio a los protocolos y, sin embargo, honras a todas esas
cosas, eres una sumisa buena. Si eliges experimentar con esas cosas, porque
genuinamente las quieres, eres una sumisa buena, porque te estás tratando con
respeto.
Si
alguien te obliga a poner tus límites difíciles a un lado, si te hacen sentirte
avergonzada de tus preferencias, necesidades y límites, no eres una sumisa
mala. Ellos son un mal dominante.
A veces se nos olvida recordar que somos simplemente humanos :)
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