Hubo un momento tan frágil. Un aliento retenido, un ballet de luz estelar
contra el cielo azul prusiano. El momento en que desperté y lo primero que ví,
tus ojos.
La historia se dijo en ese espacio de tiempo. Preguntas y respuestas,
trocadas como herencias, delicadas. Memorias manejadas, como gemas raras,
exploradas cuidadosamente, sin desesperación.
Intención. Había consuelo en tu mirada. Una niebla calmante que despejó la
neblina de hace mucho tiempo. Tormentas. Miré asombrado a las maravillas que
mostrabas, graciosamente.
Palomas de puntas blancas y las llamas rojas hambrientas. Los pasteles de
la inocencia, sueños con formas. Siempre sin nombres. Relojes que giran libremente, y en
todas las direcciones. Un corazón esperando pacientemente, mantenido a salvo
bajo tu protección.
Me quedé para preguntar qué había mostrado a cambio. Un hombre, aficionado
a las palabras, sin palabras y pensativo. Aturdido por las esperanzas
recíprocas. Con solamente un regalo de siempre por ofrecer y una persona que
siempre estará mirando.
:)
ResponderEliminarQué bonito... :) Ojalá fueran así las cosas
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