Es la habilidad de ser capaz de
conectar con una persona tan íntimamente, tan de cerca, tan completa y, de tal
manera que, su mente, su cuerpo y su alma se entrelazan con la tuya. El control
de su espíritu, su mente y su libre albedrío es impresionante. El tacto de la
piel sobre la piel es increíblemente electrizante. La conexión se hace ruda,
pura y primitiva.
Las necesidades, deseos, anhelos
y apetitos se encuentran, creando un flujo de pasión tan intenso, un deseo tan
íntimo del uno por el otro, que nada puede romper la conexión con la mano, que
se hace durante la sesión. Un crescendo de la pasión, compartida entre dos
personas, los sentidos potenciados hasta el punto de estallar. En ese momento,
en el tiempo, te conviertes en una parte de ellos. Nada en esta tierra, ni en
esta vida, se compara con la realización de una dominación auténtica de una
sumisa, totalmente dispuesta.
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