Me siento en silencio bajo una canción de luz de luna, entre tierra pálida
y pinchazos de fuego de estrellas. Una historia de secretos tácitos, que una
vez contaste.
Ecos dentro de una mente inquieta. “Estos secretos,” dijiste, “no
despertarían en la comodidad de la luz.” Pero, en cambio, en mis brazos, beben
el azufre y el fuego.
No me consumen en el despertar. “Maldito sea el fuego,” digo. Ahora nos embarcaremos en secreto para explorar
pasiones, mejor escondidas de la luz de las estrellas.
¡Qué oscuros placeres esperan entre el fuego y los secretos!
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