¿Qué quiere hacer conmigo?

Ella preguntó: “¿Qué quiere hacer conmigo?”

Yo le repliqué:

“Quiero presionar tu cuerpo de una manera elegante, y movernos despacio, entrelazándonos como dos bailarines perdidos en un tango contra la pared, donde te empujo profundamente. Quiero agarrar tus muñecas y colocarlas sobre tu cabeza, y mantenerlas presionadas con fuerza la una contra la otra, justo con mi mano derecha. Con mi mano izquierda, exploraré tu cuerpo, tanteando y examinando tu paisaje carnal y sensacional a través del tacto. Mapeando tus gemidos para unirlos y crear un soneto encantador más adelante.

Quiero susurrar en tu oído lo que voy a hacerte en mi tono natural dominante.  Mis palabras sofocarán tu nerviosismo y te encontrarás a la deriva en un estado de ánimo obediente. Susurrarás “sí, señor,” como si fuera la única cosa que posiblemente podrías haber dicho. Intentarás molerte contra mí, mientras todavía te estoy presionando, pero te haré retorcerte aún más, cuando decida tirarte de los pelos hacia atrás, para exponer tu cuello y  morderlo en su desnudez, dejando mi marca sin romper su piel.

Quiero cubrirte con mi energía, atraparte en mis órdenes, hacerte daño con mi caricia punzante y morderte en lugares, que todavía no han sido mordidos. Voy a hacer todo eso, y que te corras repetidamente en el curso de nuestro encuentro, hasta que estés fláccida y fuera de ti.  Te obligaré a ponerte suavemente en tus almohadas y besar tu espalda con mis suaves labios, mientras te acaricio para que te duermas. Te susurraré buenas noches.  “Buenas noches, hermosa,” justo antes de que te corras y te sentirás feliz cuando acabe de darte el beso más dulce que hayas saboreado en tus inquietos pensamientos. Serás feliz, calmada, y abrazarás el sueño en silencio, como la mujer preciosa que sé que eres.

Esto es lo que planeo hacerte. ¿Alguna pregunta?”