viernes, 17 de febrero de 2017

Azotar antes del sexo

Ella siente que sus dedos se deslizan hacia abajo para detenerse en la abertura de su vagina, justo para coger un poco de su humedad, para hacer que se deslicen más suavemente. “Oh, Dios,” piensa para sí. “¿Qué pensará este hombre cuando descubra lo húmeda que estoy?”

A su manera, le provoca un poco por sus alrededores. Siente sus jugos de amor derramarse y correr hacia abajo entre la ranura de sus nalgas. Ahora, es obvio, de cuán excitada está al ser tratada de este modo. Abre sus ojos, sólo para verle sonriendo ante ella.

“Te encanta esto, ¿verdad?”

Sonríe débilmente y asiente con su cabeza, nerviosa por continuar, pero deseándolo de todos modos.

Le hace un guiño. “Ponte sobre tus manos y rodillas, y lo haré bien,” le dice.

Lucha para darse la vuelta y ponerse sobre sus manos y rodillas. No sólo es su Amo quien está de acuerdo con ella para que lo desee intensamente. Él sabe lo que está haciendo. Descansa su mejilla sobre la almohada fría, sintiéndose vulnerable y expuesta, pero, al mismo tiempo, intensamente excitada por lo que está por venir.

Poco a poco, siente que un dedo se está insertando en su vagina, de manera constante e inflexible, haciendo su camino hasta que la punta del dedo toca su cérvix. Ella se sobresalta con la incipiente sensación. Despacio, empieza a trazar círculos alrededor de su cuello uterino, explorando el fondo de su vagina. La sensación es intensa.  Ella empieza a girar sus caderas, deseando que profundice más y más. Pero, su dedo se retira a mitad de camino, dejándola con más deseo y siente que el pulgar de él, se desliza a través de los pliegues de sus labios resbaladizos hasta que encuentra su clítoris. Cuando su dedo pulgar los atraviesa, se contrae contra su dedo, agarrándolo con firmeza y siente que los interiores de sus muslos tiemblan. ¿Por qué le gusta tanto? Antes, ella ha tenido un dedo dentro de su sexo. Tal vez, la anticipación de que no permanecerá suave por mucho tiempo, la anticipación de algo nuevo.

Siente que un segundo dedo se une al primero dentro de ella, la plenitud adicional bienvenida. Empieza a empujar hacia atrás con sus caderas. Él empieza a mover los dedos hacia dentro y hacia fuera, cada vez que entran, su pulgar presiona su clítoris. La sensación es mucho mejor que hacerlo sola.

De repente, él se detiene. Le oyes decir: “Sólo necesito otra humedad.” ¿Humedad? ¿Para qué?

En cuestión de segundos, ella sabe la respuesta, ya que siente que su dedo empieza a jugar por los alrededores de la entrada de su puerta trasera, acariciando y frotando suavemente, abriendo la entrada a esos lugares más estrechos.

Hay una ligera sensación al dilatarse, mientras la punta de su dedola penetra. Luego una nueva sensación de plenitud, mientras se desliza hacia el interior. Sus propios jugos han hecho que la ranura de su trasero esté tan humedecida que no necesite lubricación. Al mismo tiempo, su otro dedo se desliza dentro de su coño anhelante. Cuando ambos dedos empiezan a moverse, los siente ir juntos, como, si de alguna manera, una verga estuviera dentro, tanto de su coño como de su ano al mismo tiempo, y estimulando a la vez su clítoris. Es una de las experiencias más intensas que ella ha tenido y se encuentra agarrando con los puños las sábanas, y gimiendo en su almohada.

De repente, una explosión de dolor procedente de su nalga, mientras la mano de él baja con fuerza, golpeándola con la intensidad suficiente para mover sus caderas hacia adelante. La sensación de picor cubre casi la nalga de tu trasero. ¡Maldito sea! Se ha olvidado que las manos de él son grandes. Ella intenta concentrarse en el dolor, pero los dedos de él mantienen sus movimientos, deslizándolos con placer, dejando atrás una sensación de quemazón anodina.

Una vez más, en la otra nalga de su culo. Esta vez, ella está un poco más preparada y se centra en la sensación. Pica al principio, pero luego, se extiende despacio con un calor que se propaga dentro de tu vagina.

Ella se esfuerza por pronunciar una sola palabra: “Más.”

Siente que sus dedos se retiran.

“Dáte la vuelta.” Le dice. Ella obedece diligentemente.

Una vez que ella está de espaldas, le agarra los dos tobillos con una mano y los levanta hacia arriba. Su precioso y pequeño trasero está ahora expuesto. Una mano roja impresa en cada nalga. La ranura que las separa goteando de los jugos que han salido de su coño.

“¿Estás lista?” pregunta.

Ella se muerde el labio inferior, y una sonrisa se extiende por su cara. Y dice: “Sí, Amo, por favor.”

Los azotes se suceden rápidos y fuerte, alternando en las nalgas de su trasero. Apenas hay separación entre ellos, sólo una lluvia implacable de sensación de picor. Después de diez, él se detiene. Ella puede sentir el calor caliente que irradia sus nalgas. El dolor se arrastra hacia arriba y hacia abajo por los muslos, el estómago se contrae y siente un dolor en su coño, una necesidad urgente de ser follada.

“¿Amo, puedo correrme ahora?” pregunta.

¿Cómo iba él a no complacer esa bonita cara?

Acostada de espalda a su lado. Tiernamente, le ofrece sus brazos y él se sube encima de ella, la cabeza sobre el pecho de ella. Deslizándose hacia abajo entre sus piernas, guía su polla hinchada hacia ella. Echando hacia atrás sus caderas, la introduce dentro de ella sin ninguna resistencia, llenando todo el camino hacia el fondo.

Cogiendo su cara entre sus manos, planta besos alrededor de su boca y mejillas, mientras empieza a montarla, echando sus caderas hacia atrás e intentando tenerla lo más adentro posible.

Al coger sus manos entre las de él, empuja hacia atrás ligeramente para sentarse en su regazo. Lanceando golpes de dolor calienta hacia su espina dorsal, mientras las nalgas de su culo abusado contactan con la piel de él, mezclando el placer de sentirse ahora, incluso, más profundamente dentro de ella. Esta es la sensación que nunca jamás había sentido. Ella ama el placer, saborea el dolor y sus caderas se rozan más con las de él para conseguir más de ambos. El orgasmo de ella le abruma, mientras salta arriba y abajo, como un animal en celo.

Siente que su verga empieza a hincharse dentro de ella y percibe que su respiración se acelera. Está ya casi allí.

Ella jadea: “Amo, córrase dentro de mí. Quiero que se corra dentro.”

Sus palabras le ponen al límite y agarra sus caderas y la penetra hacia arriba, liberando una y otra vez. Siente que su polla se contrae dentro de ella y la sensación caliente de su eyaculación dentro.

Echándose sobre su pecho, los labios de ambos se buscan el uno al otro con avidez. Se besan febrilmente, con profundidad, apasionadamente, disfrutando de la sensación de estar todavía entrelazados, estando aún unidos entre sí.

Ella le mira y le dice: “No lo quiero de esta manera cada vez, pero quiero explorar más de esto.”

Y él se derrite.

1 comentario:

  1. A mi gusto està genial, menos Bdsm y más vainilla.. sexybrain.. .saludos lejanos!

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