sábado, 4 de febrero de 2017

Las mujeres dominantes no son unicornios

“Yo no voy a darte todo lo que quieras en un plato de plata,” le dijo precisamente un dominante hace un tiempo.

“Lo sé. Eso es lo que me parece excitante,” ella le respondió.

Ella es una sumisa con una personalidad dominante. No habla en voz alta. Es introvertida, un poco tímida, si está cansada, y, por lo general, bastante confidente, cuando no lo está. No es sumisa con la mayoría de los hombres. Sólo con algunos de ellos. Incluso, entonces, procura no ser sumisa antes de empezar a tener una relación D/s.

En los días anteriores al informe Kinsey, la sexualidad era vista como binaria. Se era 100 % heterosexual o 100 % gay. En estos días, sabemos que la sexualidad ha caído en una especie de espectro y que está evolucionando constantemente de día en día y de año en año. Tú puedes haber sido heteroflexible ayer, pero mañana, pudieras estar más cerca de ser homosexual o heterosexual. Luego, usted podría estar cambiando todo su camino hacia otro lado.

Ella es sumisa con una personalidad dominante. Su sexualidad no es binaria. No está hecha de unos y ceros como un ordenador, pero es una persona orgánica. Ha llenado toda una vida de experiencias en los 25 años que ha sido sexualmente activa, pero nunca ha dominado a nadie y no tiene ningún deseo de hacerlo.

Su personalidad no es dominar y no es tímida. Está matizada y evolucionando constantemente. Su relación D/s ha sido orgánica y ha tenido los colores suficientes para hacer un arco iris envidiable.

Hay una diferencia entre sumisa, subordinada y complaciente. La sumisión es una acción, una opción activa para aceptar o entregarse. Esto la obliga a comprender lo que está sometiendo y considerarlo cuidadosamente. El servilismo es tímido, pero sigue activo.

La obediencia es pasiva y obliga a la sumisa a ser un felpudo. No solamente le da a un dominante un juego de intercambio de poder bastante aburrido, puesto que no hay un poder dado que sea correcto, por ejemplo, con respecto a los cuchillos, dado que la pone en riesgo de ser dañada o herida. Su consentimiento sería violado si no se auto conociera bien, porque diría sí a casi todo.

No hay intercambio de poder, si el poder no se intercambia. El intercambio de poder es el punto siempre amoroso de este trato completo de la D/s.

Puedes tener una sesión sadomasoquista. Tal vez, te guste esa dinámica, pero eso no quiere decir que otras dinámicas sean un problema. Solamente te lo crean. Podrías ser un Maestro, pero no un dominante. Es posible que pudieras querer a una esclava, pero no a una sumisa.

La sumisa es un organismo que respira, no un recorte de carbono. El hombre con el que quiere estar no está hecho de unos y ceros. Él es también orgánico. Su sexualidad es espectral y nunca la escogerá porque sea sumisa. La elegirá porque es ella.

Ella es única y, por lo tanto, tú también. Aunque la sumisa pueda estar cerca de los cuarenta o cincuenta años, nunca renunciará al amor. Primero buscará una relación y, en segundo lugar, una estructura sexual. Por lo general, nunca estará dispuesta a tener una relación vainilla, pero tampoco una que dependa exclusivamente del BDSM o la D/s. Ella querrá primero a un hombre y, luego, a un dominante.

Así pues, ella querrá a un hombre que esté buscando primero a una mujer, y a una sumisa, en segundo lugar. La querrá porque sea tímida cuando esté cansada. La querrá porque sea fuerte a las tres de la madrugada y tranquila, a las seis de la tarde. La querrá porque le encanten las palabras, porque crea, porque se ría hasta llorar y porque llorará hasta que se ría. La querrá por su intelecto y, porque, a veces, sea una loca. Él la querrá. Simplemente, a ella y porque es ella.

Y ese no es tu problema. No es su problema. No es el problema del mundo, porque, en absoluto, ella es un problema.

2 comentarios:

  1. El lenguaje tiene la facultad de crear y a veces, lamentablemente, de distorsionar. Un médico es una persona que ejerce la medicina, un zapatero es una persona que arregla zapatos y a nadie se le ocurriría pensar al médico como un ente que sólo cura o al zapatero como un ente que sólo arregla zapatos. Ambos son personas con vidas, proyectos, debilidades, fortalezas, etc. Son personas completas. De la misma manera, una sumisa es una mujer que goza siéndolo. ¿De qué manera? De la que le gusta a ella, ¿con quién? Con quién ella elija. ¿Siempre será así? Nadie lo sabe, ni siquiera ella. El ser humano es una potencialidad imposible de encasillar. Por una necesidad de comunicación se establecen rótulos: Dominante, sumisa, esclava, swinger, spankee, pero sólo sirven para simplificar la comunicación. Creer que un rótulo define a una persona es desconocer la naturaleza humana.
    Muy buena entrada!
    Saludos

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