domingo, 12 de febrero de 2017

"Quiero que me rompa"

De acuerdo. Ella sabe que esa declaración, es una especie de cliché. Señala la influencia de mensajes llenos de epítetos encantadores.

Pero, no obstante, es cierto. Quiere que la rompa.

Cada una de las sumisas tienen objetivos y motivaciones diferentes sobre cómo y por qué tienen una sesión, que es, según algunas, lo que hace al mundo un lugar interesante. En cuanto a ella, siempre participa en una sesión para vivirla por completo. No cree que la gente que tenga sesiones lo esté haciendo siempre mal. Lo que ocurre, es que sus razones son diferentes a las de ella. Esto tampoco quiere decir que ella sea perfecta. No lo es. Y no es para decir que hay aspectos de su vida y de ella misma sobre los que quiera trabajar. Existen. Montones. Tal vez, una legión. Porque la mejora de ella misma y el aprendizaje no deberían tener un punto final.

Pero, la fijación que necesita hacerse, la hace para ella misma, de modo que la reparación dure, incluso si la relación no dura. A veces, ocurre que la magia y el encuentro en una sesión la hemos tricotado juntos. Quizás, algo que ella no se haya dado cuenta todavía que estaba desaparecida. Para ella, esos momentos no son algo que pueda encontrar buscando. Emergen, no son espontáneos. Esos momentos, no son la razón por los que ella es perversa, porque son maravillosos cuando suceden.

Ella se involucra en las sesiones y en el intercambio de poder, porque cumple una llamada primaria y una respuesta. Porque responde a un eco profundo dentro de ella. Algo se instala dentro de ella, cuando su dominante le susurra durante la sesión que es una “sumisa muy buena.” Se humedece y funde, cuando ve los ojos de su pareja chispear a la vida en su reacción al primer mordisco de dolor o al golpe doloroso de la fusta.

Le gusta la intensidad, porque es de donde provienen gran parte de sus motivaciones e interés. Simplemente, no puede hacer las cosas a medias. Es toda en todo, dentro y fuera. No se preocupe, Amo, estoy trabajando sobre cómo estar cómoda pasando el rato. A veces, el medio puede ser también todo tipo de entretenimiento.”

Por lo tanto, en general, no es nada sorprendente que, cuando se trata de ser azotada, le guste recibir no sólo hasta su límite, sino que le gusta que la lleve hasta su punto de ruptura. No siempre y, ciertamente, sólo lo hace con su dominante. Guarda y vigila su vulnerabilidad de cerca. Aparte de ser emocionalmente sana, significa que ella siempre ha sido muy cuidadosa sobre a quién y cuándo se entregaría para ser azotada intensamente. “Al final del día, me dijo, “era ella quien se llevaba el resultado de sus experiencias y elegir a su pareja con la razón, era parte de su responsabilidad con ella misma. Los errores se comenten, pero, con cuidado, serán menos y distanciados entre sí,” solía decir.

La parte más vulnerable de los azotes para ella, a menudo, no es lo que sucede durante la sesión. Es lo que sucede después. Es la intimidad del reequilibrio emocional y la recuperación del equilibrio. Para volver a ella misma y juntar de nuevo las piezas. Ensamblar su nueva integridad, requiere una fe formidable. Es en los momentos crudos posteriores, cuando necesita la confianza. Es en los momentos crudos posteriores, cuando lo anhela.

“Quiero que me rompa, porque quiero ser azotada con intensidad, para forjar el tipo de conexión que se encuentra en el colapso de los límites y yo. Quiero que me rompa, porque quiero bailar en el mismo límite con usted, creando un momento donde no quede nadie más que usted y yo.”

“No quiero que me rompa porque piense que estoy rota. Quiero que me rompa, porque me ama tal como soy.” Me dijo.

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