Llevan juntos seis meses. Todo
está yendo increíblemente bien y han creado una base sólida para una relación
D/s y edificar una relación romántica sobre la misma. Se mudaron a vivir juntos
hace dos meses y este tiempo ha estado lleno de libertinaje, perversión y
recuerdos maravillosos, y algunas veces, dulces, sin hacer nada, pero viendo
películas e intentando reírse el uno del otro, en algún momento dado.
Los momentos perversos han sido
tortuosamente deliciosos. Ella no es una puta del dolor, pero su Dominante le
va a propinar unos buenos azotes. Pues su ardiente hambre interior aún tiene
que ser satisfecha. Él es muy cerebral jugando con ella, sádico con su tacto y
hermosamente nutrida por sus atenciones. Pero, algunas veces, saca a su bestia
interior de una puta vez, y esto la asusta.
A él, le encanta la estructura y
la energía de una relación D/s bien construida. Los protocolos, la perversión y
ese intercambio mental estimulante que puede conseguir de ella, utilizando
solamente su voz y voluntad. Pero, hay una parte de él que es primaria, un
animal rugiendo que le gusta dejarlo salir, en ocasiones, en pequeñas dosis.
Pero, sin embargo, la bestia todavía no ha llegado a salir del todo.
La bestia está encerrada en su
jaula y se está poniendo inquieta.
Con todo el trabajo y la
confianza que han construido juntos, ella dice que está preparada para danzar
con la bestia. Dice que confía en él y que no le hará daño y quiere que la sorprenda.
Una vez que pronunciara que era un juego, y consintió en todo lo que él tenía
previsto, la bestia estaba sacudiendo su jaula interior. Hubo un gruñido fuerte
en su alma, la bestia tiene hambre y su hora de comer va a ser muy pronto.
Dos noches más tarde, la luna
llena está presente y es cuando decide ir a la fiesta de su pequeña princesa.
Ella tiene un sueño pesado, es más,
por orden suya, siempre duerme desnuda. La despierta a las 2,30 de la madrugada
y, soñolienta, ata sus manos detrás de su espalda con una cuerda roja. Luego la
termina de despertar, y se siente asustada y confundida. Hace que ella se ponga
de pie, está inestable y desorientada. Cubre su cabeza con una capucha roja
pequeña y la ata con fuerza alrededor de su cuello. Entonces, le venda los ojos
y la lleva, como un bombero, sobre sus hombros y la sube al coche. Ella está
verborreando entre dientes y todavía no está del todo despertada, ni es
consciente de su situación. Sigue preguntándose por lo que está pasando, pero no parece excitada
ni concernida, simplemente molesta por despertarse y de que esté todavía muy
soñolienta.
La coloca en el asiento trasero
del coche en posición fetal e incluso atada, vendada y apretada en la parte de posterior.
Su pequeña y linda princesa sigue dormida detrás, como parece evidente por sus
ligeros ronquidos.
Conduce con su sangre circunlando
como un desbordante arroyo fuerte y violento. Al igual que sus pensamientos. Su
juguete para follar no tenía ni idea de lo que estaba reservado para ella. Con
nada más que el sonido de los neumáticos rodando, sus ronquidos suaves y sus
gruñidos internos, se comía los kilómetros de la carretera como un animal
agresivo desgarrando trozos de carne cruda.
Llegaron a una parte aislada del
bosque que él había ojeado previamente el día anterior. Aparcó el coche, salió
y se dirigió a la puerta trasera, la abrió con rapidez, la sacó y la colocó en
el suelo con un movimiento rápido. La liberó de las cuerdas y de la venda de
los ojos y le mira como si no lo reconociera. Su mirada es una mezcla de miedo
y excitación bailando en su cabeza. ha pasado de ser una Bella Durmiente, a una
presa del placer, y su adrenalina bombeada pesadamente a través de todo su
cuerpo.
Baja la vista hacia ella, y gruñe:
“Corre, perra.” Sus ojos y su tono de voz dicen todo lo que ella necesita
saber, que no era más que un animal, que la estaba persiguiendo para atraparla
y devorarla de una manera brutal, pero bellamente devastadora. La bestia será
alimentada.
En un abrir y cerrar de ojos,
ella está de pie y su estructura atlética la está sacando fuera, con su capa
flotando, latigazos al aire detrás de su cuerpo desnudo. Se ve como una sumisa
heróica, pero ante los ojos de él, parece como si se la comiera. Él se toma
tres minutos, se quita todas las ropas, excepto las botas, y entonces empieza
su cacería.
Si hay una cosa que sabe sobre él,
es que no siempre juega limpio y siempre gana. Antes de haberle puesto su capa
con capucha roja, la impregnó de su perfume favorito. En su estado primario, en
su hábitat natural, sus sentidos se vuelven más pronunciados. Sus ojos empiezan
a ajustarse a la negrura de la noche, la única luz proviene de la luna
brillando, burlándose de él desde arriba de las nubes. La luna está empujando a
la bestia y haciéndola gruñir y gritar dentro de él.
Empieza a localizarla siguiendo
su aroma y es como un perro salvaje en el camino de su próxima comida.
Dieciocho minutos pasan y todo está inquietantemente tranquilo. Es como si los
otros animales se hubieran detenidos para ver esta caza. Luego, ella se alejó a
su posición por el susurro de las hojas debajo de sus pies. Cuando le escucha,
se sube por el árbol, grita como aterrorizada, no está segura, debido a la
oscuridad de la noche que se está cargando detrás de ella. Imágenes de un zorro
o un lobo inundan su mente con el tipo de miedo únicamente reservado para los
momentos más trágicos. Ella debería sentirse muy afortunada por ser atacada por
esas creaturas, en vez de sufrir bajo las manos de su bestia y amante.
En lo que sólo puede ser descrito
como un borrón de furiosa determinación y una realización de un hambre precisa,
ella estaba envuelta, se precipitó al suelo duro, y él entró en su coño, todo
en una cuestión de segundos. La follada ha empezado. Ella alcanza el árbol para
escaparse. La acercó hacia él y le dice que no va a ir a ninguna parte. La penetra,
la agarra, la azota, empuja y tira de su cuerpo en un arranque de pasión
primaria. Ninguno de los dos ha follado nunca de esta manera. Es intenso, loco
y, de alguna manera, el momento más hermoso y sensual debido a que estaban
reducidos a nada más que a sus dos trozos de carne palpitante. Cuyo cuerpo, es
el más decadente, deleitable y delicioso plato de sexualidad y el otro, que no
se detendrá ante nada, para comerlo juntos.
Ella se corre dos veces antes que
él, pero cuando éste orgasma, grita con un gemido tan fuerte como si fuera un
tono glorioso, que suena como un animal que está siendo cogida por primera vez.
Gruñe, y entonces, susurra en su oído el más suave y sincero “gracias” que ha
pronunciado en su vida. Él se deja caer y se queda allí, respirando pesadamente.
Sus brazos extendidos hacia ella, su capa cubriéndole, su corazón vibrando como
un millar de tambores, y se siente lleno y completo, más de lo que ha estado
durante muchísimo tiempo.