El
otro día, leyendo un artículo sobre la sumisión, me he dado cuenta de que existe
una cadena sobre el momento que define a una sumisa. Realmente, ella nunca
había pensado que tenía un “momento definitivo,” pero después de leer algunos
blogs, se había dado cuenta que sí tuvo tal momento. Excepto que su “momento,”
duró más de 60 segundos. Duró cerca de 25 años.
Como
muchas de las mujeres y hombres en nuestros 40 años, Internet abrió puertas que
nunca pensábamos que fueran posibles. Nos permitió una educación y visión como nunca.
En los primeros días de Internet, en la época en la que era principalmente
usado por académicos y militares, ella podía recordar el tropezarse en foros y
tablones de anuncios con discusiones sobre la sumisión y los azotes. En aquella
época, ella estaba trabajando para una importante empresa constructora y, la
única razón por la que accedía a estas cosas era por su trabajo. En aquellos
años, nadie teníamos acceso a Internet en nuestras casas. Pero, caramba…mucha
gente tenía que haber estado jugando en el trabajo, porque el nivel de
discusiones e informaciones que se tenían era enorme… si se supiera donde
buscarla, claro. Ella indagó como si se hubiera ido a China.
Ese
debió ser su momento definitivo… o, al menos, el principio de su vida como
sumisa.
Ella
recordaba sentirse completamente deslumbrada e, incluso, un poco asustada, como
si hubiera abierto la caja de Pandora. Y, ¡oooh, ella tuvo una vez! Aunque inicialmente, ella
tuviera un poco de escozor entre sus piernas cuando pensaba tales cosas, fueron
unos años antes cuando realmente comprendió su propia sumisión y lo que
significaría en su vida. No sólo era una sumisa sexual, sino la forma cómo está
hecha y aceptando que no es algo transitorio y no puede ser ignorada.
En
conversaciones con otras personas atrevidas, el tópico de “¿Cómo descubriste la
D/s o el BDSM?” generalmente, surge. Es muy interesante oír las historias, pero
ella casi siempre puede decir quién es sincero en su dominación o sumisión y
quién no lo es. Simplemente, por la historia que ellos/as cuentan. Siendo
sincero, ella quiere decir quién la vive en su alma, como opuesta a aquellas
que simplemente la sienten de vez en cuando, como un poco de especias.
¿Tenemos
los dominantes momentos decisivos? Claro que sí. Los tenemos y debemos
tenerlos. No es la historia de aquellos momentos en las que una mujer sumisa
echaba una mirada al hombre detrás del dominante. Y al dominante, como parte
del hombre. A menudo, tal vez, y siendo juiciosas, algunas sumisas usaban esas
historias para considerar su propio compromiso con esta persona. La historia le
dice algo… pero, no suelen estar del todo segura qué es. Tal vez, como la
historia sea contada, en oposición a los detalles.
En
realidad, no todas las sumisas pueden decir que su sumisión las define
totalmente, porque no es así. Pero, es una parte muy importante de lo que son y
les traen el tipo de confort, que solamente puede venir de comprenderse y
aceptarse a sí misma.
Algo similar ocurre con los dominantes.
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