miércoles, 13 de mayo de 2020

Ser una mujer sumisa

“Soy una mujer sumisa,” me dijo ella. Encuentra placer y gozo siendo sumisa en una relación de pareja. No es débil ni estúpida. Es una mujer fuerte, con pensamientos claros y un concepto definido de cómo quiere que sea su vida. No sirve a su Amo por ser débil, sino por su fuerza y orgullo.

Busca a un Dominante para que le dé amor y protección, ya que nunca se siente tan llena como cuando Él está con ella. Sabe que protegerá su cuerpo, su alma y mente con su fuerza e inteligencia. Él lo es todo para ella, y ésta lo es todo para él. Su tacto la despierta y sus pensamientos la liberan. Sólo sirviéndole, ella se siente completamente feliz. Sus castigos son duros, pero los acepta gustosamente sabiendo que él siempre desea lo mejor para ella. 

Si él desea su cuerpo, se lo entrega satisfecha y le da un placer enorme saber que lo está haciendo feliz. Sin embargo, el placer carnal es sólo una faceta de su relación. El amor, la confianza y el compartir también conforman una parte muy importante de su relación.

Su cuerpo es de él, y si éste le dice que es bonito, lo es. No importa como la vean los demás, es bella ante sus ojos, y por eso, ella camina con la cabeza bien alta, porque, ¿quién puede decir que su Amo no está en lo cierto, cuando le dice que es bella? Si le dice que es su princesa, ella lo es… si le dice que es su juguete, lo es, su perra, su felpudo, lo es. Tan sensual y lasciva como él la desea, y si otros no lo ven, es que están ciegos. La mente de ella es de él, y éste es el único que la conoce por completo. No tiene secretos para él, porque la apartarían de ser suya completamente. Los secretos pondrían una barrera entre su Amo y ella, y ésta no quiere barreras. Sus enseñanzas son algo que ella busca o imagina, son algo que ha decidido que ella necesita y aprende de él.

Su alma, tan desnuda como puede estarlo su cuerpo, cuando está postrada a sus pies, es de él. No hay un solo momento en el que no note su presencia, incluso, cuando no está con ella.

A ella, jamás se le ocurriría enfurecerle ni traicionarle, ya que sería un castigo horrible para ella, incluso, peor que cualquier latigazo. El desconcierto de su alma, cuando lo enfada, es peor que soportar la angustia física que siente cuando la golpea con su cinturón. Ella pasa los días sabiendo que la energía y la fuerza que él pone en su relación con ella es beneficiosa para ambos. Considera que la parte de Él es más dura que la de ella, y le agradece enormemente que se preocupe por ella y le regale todo su tiempo. Ella tiene la parte más sencilla: experimentar, sentir, dejarse ir y abandonarse en Él. Ella es su placer y su responsabilidad, y así la trata. Es una mujer sumisa.

“Estoy orgullosa de serlo. Mi sumisión es un regalo que no doy a la ligera, sino que solo puedo dársela a alguien que la aprecie por completo y la recompense. Sólo me entrego a Él por completo, porque soy fuerte y orgullosa. En resumen: Soy una mujer sumisa.”

Ella me comentó con toda confianza...


No hay comentarios:

Publicar un comentario