- Quiero ser tu esclava.
-¿Quieres ser mi perra?
- No, tu esclava
- ¿Y qué diferencia hay?
- Una perra se pone en celo con otros perros. Una esclava obedece por devoción a su Dueño, aunque esto no implique su propio placer. Porque su placer está en la idealización de la persona que ama
- Ah, ¿sí? ¿y cómo sabes tanto de eso?
- He probado a hombres que no son Dueños. Entonces, por deducción, debe ser otra cosa.
- Y, ¿por qué crees que deber ser como tú dices?
- Porque conozco lo que siento. ¿Acaso tú podrías decir lo mismo?
- Sé hacer muchas cosas.
- Querido, escúchame, no todo es manejar la fusta.
- ¡Ah! ¿no? ¿Y dónde está la clave?
- La clave está en tu cabeza, tu mente. Si no la controlas, simplemente, no vales para esto.
- Nadie podría haberlo expresado mejor. Gracias por dejarme prestado un trocito de tu alma.
-¿Quieres ser mi perra?
- No, tu esclava
- ¿Y qué diferencia hay?
- Una perra se pone en celo con otros perros. Una esclava obedece por devoción a su Dueño, aunque esto no implique su propio placer. Porque su placer está en la idealización de la persona que ama
- Ah, ¿sí? ¿y cómo sabes tanto de eso?
- He probado a hombres que no son Dueños. Entonces, por deducción, debe ser otra cosa.
- Y, ¿por qué crees que deber ser como tú dices?
- Porque conozco lo que siento. ¿Acaso tú podrías decir lo mismo?
- Sé hacer muchas cosas.
- Querido, escúchame, no todo es manejar la fusta.
- ¡Ah! ¿no? ¿Y dónde está la clave?
- La clave está en tu cabeza, tu mente. Si no la controlas, simplemente, no vales para esto.
- Nadie podría haberlo expresado mejor. Gracias por dejarme prestado un trocito de tu alma.
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